Romeo escribe en su hoja de
actividades del cole: “cuando me enfado con mi madre lloro”.
Recuerdo los primeros llantos, indescifrables para nosotros. Luego poco a poco, fuimos estableciendo un
código de llanto-hambre, llanto-sueño, llanto-incomodidad… pero muchas veces
nos equivocábamos o aparecía otro llanto nuevo.
Recuerdo algo que no quiero
recordar, cuando apenas tenía un año y aplicamos un método para que durmiera
seguido. Lo que lloraba…
Cuando se hizo niño, su yaya
decía que lloraba como su padre de pequeño, con dos surtidores de lágrimas que
le salían de los ojos.
Su acompañante de la escuelita me
dijo una vez que había visto brotar lágrimas de sus ojos jugando con su mejor
amigo.
El otro día lloró porque su mejor
amigo no le perdonaba algo que había hecho.
Romeo llora porque sabe que es
una capacidad más del ser humano. También sabe que si capamos esa capacidad
nuestro cuerpo se llena de lágrimas por dentro y enfermamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario