“Hoy se han comido media hora de
gimnasia. No ha venido el profesor de educación física y sólo hemos tenido
media hora de juego libre. El resto hemos estado en clase haciendo ejercicios
para los exámenes.”
Cuando falta el profesor de
gimnasia, lo temo. Pienso que los niños y niñas porque se están desarrollando físicamente y así
se lo pide el cuerpo, tendrían que poder moverse cuando quisieran. Pero ya que les obligan a estar cinco horas diarias de su vida sentados a las órdenes de una
autoridad, bendita educación física, aunque tengan que saltar el potro o correr
en diagonal porque se lo mande el profe.
A Romeo lo que más le gusta ahora
del colegio es la gimnasia. No quiero ni pensar lo mal que lo deben de pasar
otros niños con necesidad de más movimiento, aquellos días en que el cole se
come media hora de su gimnasia. Es como si de repente un día a la hora del
comedor les pusieran a hacer ejercicios de matemáticas, por ejemplo. La que se
armaría si el cole un día se zampara sus comidas… Claro, que ya he dicho en más ocasiones, que
hay tantos conceptos de colegio como mentes humanas.
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