Hoy, día en que se celebra la publicación de los libros de J.K. Rowling, la Harry Potter Book Night, recuerdo una escena reciente que me contó Romeo de su colegio. Estaban leyendo el libro de la asignatura de Inglés y se dieron cuenta que estaba mal escrito, que mencionaban a J.K. Rowling como autora de El Señor de los Anillos.
Romeo me lo contaba alucinado,
con mucho énfasis. A pesar de haber perdido la fe en el colegio hace ya tiempo, o quizás nunca la tuvo, ya que en casa nunca creímos en dicha
institución, me lo contaba como si fuera algo sobrenatural. Un libro de texto
con una errata como la copa de un pino. Un libro de texto sobre el que se
vuelcan las esperanzas, confianzas, seguridades, aprendizajes… de tantos niños y niñas,
con un fallo tan garrafal.
Enseguida me viene a la memoria
una frase que repite una profesora de su colegio como un mantra: "somos humanos".
Con esas dos palabras valida todo error cometido. A mi no me sirve. No me sirve
para calmar mi ira. El hecho de que seamos humanos no puede justificar el que
se escriban libros de texto con errores. Libros de texto que forman parte del tinglado
“educativo”. Tinglado de cuyo montaje nos hacen partícipes aunque no queramos.
Pienso en la desgana y
desconfianza que debe generar leer un libro así. Seguramente la misma con la que fue hecho. Libros hechos con
menos interés lector que un churro en una churrería.
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