miércoles, 6 de febrero de 2013

Romeo hace amigos


Los amigos de Romeo están pegados en una pared de su habitación. En realidad son los hijos de los amigos de los papás de Romeo, que algunos a lo mejor se harán amigos suyos. Hijos de amigos del cole de mamá, del instituto, de la facultad, de algún trabajo, de natación para embarazadas, de clases de masaje para bebés, de cuando mamá y papá buscaban escuelita, de cuando mamá se empezó a relacionar con otras mamás...

Inés fue la primera mamá de Criarcreando que conocimos, que Mateo empezaba a caminar y ella le dejaba hacer sin descuidarlo ni un instante, que el patio de Tartaruga tenía muchos picos por entonces.

Después fue Diana orquestando un círculo de mujeres en el Retiro mientras Jose acompañaba a Uma que buscaba palitos para “barrer y hacer la comida”.

Alba sentada a nuestro lado fue nuestro tercer descubrimiento, que nos hizo ver que el pelo de Romeo era súper suave si lo comparábamos con el de Mahia.

A Carol me la encontré días después en el parque de la entrada de Moyano tumbada sobre una manta con Yago que era pequeñín, pequeñín y tenía los mismos ojos que su madre o como me dijo ella con una sonrisa: son los ojos de la abuela.

Mirja también estaba por allí con Leonardo que se alejaba a explorar sin echar la vista atrás, siempre así, dijo ella sentada a mi lado. A Olivia, la hermanita, la conocí este domingo en el cuentacuentos de La mar de letras, un cachito de carne rosa sobre su mamá canguro.

Billie, en cambio, no paraba con Guillermo, trepador hasta el infinito y más allá. Una mamá majísima, me dijo alguien, y así me lo pareció más tarde cuando empecé a hablar con ella.

A Eva y Dylan los conocí envueltos en el fular gris, que es un color discreto para que un hombre lo pueda llevar también, comentó.

Laura enseguida me explicó el origen del nombre de Isul cuando se lo pregunté. Sentada sobre la hierba mientras Isul mamaba.

Marianna llegó más tarde con Xabi y pronto su acento me hizo viajar a la Argentina querida.

Me dijeron que en el grupo había una Julieta (cuando dije el nombre de Romeo) y efectivamente, allí estaba Silvia con Giulia, que la J castellana no le gusta como suena, me explicó. Meses después, casi un año, llegaría Abril.

Iker fue el siguiente con su mamá Laura. Esto ya ocurrió entrado el frío cuando empezábamos a reunirnos en Casa Común. Acababa de empezar a caminar y no se sorprendía que Romeo con más de un año, todavía no lo hiciera.

Nora era la más chiquitita por entonces. Mientras los demás empezaban a abandonar por momentos el regazo de las madres, ella permanecía tumbada boca arriba junto a sus papás, Carol y Fran, que casi siempre venían los dos.

Mario con su mamá Miriam, de manos virtuosas para el lenguaje y las manualidades, siempre llegaba con alguna propuesta nueva.

Con Marisol ya había tenido contacto vía internet y por fin un día la conocí. Cinta rosa en el pelo adornando un flequillo que ella misma diseñaba y acento mexicano. Con ella Lucas,  igualito al padre, a quien pronto conocí porque me prestó unos pantalones amarillos para mi disfraz de sol.

A Mari Carmen la vi también dentro de Casa Común, ejerciendo labores de intercambio de crianza. Ella intentaba estudiar mientras su hijo Kim observaba a Lucas, el intercambiado.

Con Bego nos habíamos visto pero nunca hablado y un día nos presentamos. Luego resulta que las dos habíamos trabajado para el mismo periódico. Javi Ibai, su hijo.

Valentina no se separaba de su madre Sandra mientras ésta me contaba que había acudido a Casa Común por Billie, que la conocía del sitio donde iba a hacer yoga. Los lazos de Criarcreando se iban extendiendo.

A Leo, su mamá Emilie y su papá Pablo los conocía de un centro en la calle Navas de Tolosa donde también acudíamos nosotros.

A Juan y su mamá Isabel les conocimos en Esta Es Una Plaza con los ojillos emocionados por el acontecimiento que nos había unido.

Ariadna estaba en brazos de mamá Leticia en el sofá de Casa Común, que eran Carnavales y la iban a disfrazar.

Sonia vino a una charla en Casa Común si su Brujita.


A Susana la vi en verano en una fiesta que organizaba, entre otras, su nueva mamá Balbina, en Fuenlabrada. Parecía entretenida, pero Balbina sabía que no dejaba de escuchar lo que comentaba sobre ella. Pablo dormía la siesta y no le vimos, pero el otro día en su nueva casa de Bustarviejo le conocimos: pelo negro alborotado que él mismo ha decidido no cortar y pies de bailarín.

Aunque había visto varias veces a Sonsoles, fue en la comida de despedida de Diana cuando por primera vez hablé con ella y vi a su hijo Nikko.

Candela. Recuerdo que pensé: qué bonito nombre. ¡Y encima su mamá extremeña! Cristina. Fue en un encuentro en Madrid Río.

También allí me presentaron a Alegría y a Estrella.

Judith echaba de menos los gnomos daneses y así la conocí; cardando lana para llevarse su gnomo a casa. Liam, su hijo.

Otra Candela. A la que ya habíamos visto, pero no fue hasta que estuvimos en su casa, en Rivas, cuando nos enamoramos de la gracia de su mamá, Magolinha.

Y otra más, Candela de mamá Sara, que me dejó Las nueve revelaciones y se quedó conmigo, pues a recorrer mundo se han ido.

A Gael lo conocimos en el Ranchito, otro espacio frecuentado por familias. Habíamos hablado de encontrarnos un grupo de italoparlantes y allí estaba su mamá Diana.

Aaron. Creo que fui la primera que lo vio caminar. Fue en un encuentro en Trimad. Su mamá Hawe me miró alucinada para confirmar el acontecimiento.

León entró en el Cine donde trabajo con su mamá Marta. No quería carrito cuando se fueron y le puso en el fular.

Hanan con Zaura en el carrito preguntaba por una rampa para acceder a El Palomar. Como había que dar mucha vuelta unimos fuerzas las dos para salvar las escaleras.

Oriol jugueteaba en Trimad mientras su mamá Usoa ordenaba regalos navideños.

A Leticia mamá y a Cloe las hemos conocido del espacio mágico donde va Romeo de lunes a viernes y ahora también están en Criarcreando.

Lactancia, pañales, sueño, comidas, educación, límites, Legler, gnomos daneses, comidas de fieltro, carnavales, trueque, piscina, visitas, danzas, picnic… son parte de las actividades y temas que hemos creado criando. Esta es una de las cosas bonitas de Criarcreando: que a la vez que crías, creas el  mundo. No sé si Romeo despegará a los amigos de la pared algún día para jugar con ellos, lo que sé es que con muchos de ellos ya ha tenido su historia, que a veces coincide o no con las de mamá. Como por ejemplo, la pequeña Olivia que le metió su primer trozo de queso en la boca. Mateo hablándole sin parar de sillita de coche a sillita de coche. Valentina feliz con el gorro de Romeo, mirándose los dos en el metro… Otra cosa bonita es el espíritu casa común que nos une a todos por muy distantes que estemos en el tiempo y en el espacio, con lazos que se van extendiendo allende los mares.

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