La primera vez que Romeo dijo
algo parecido a una palabrota fue el 8-7-13: “Joé”.
El otro día escuché una
conversación de mamás en torno a este tema. Es otro de esos temas talismanes
que merodean entre las mamás y los papás. Mi amiga decía que cuando su
hijo emite alguna palabra mal sonante le
dice que las palabrotas son como el alcohol, que en un niño está mal, que es
una palabra demasiado grande para él. Eso venía a decir más o menos. Mientras
lo escuchaba yo elaboraba mi opinión.
Los niños aprenden por imitación
y si nosotros decimos palabras rotas ellos probablemente las van a decir. Claro,
que si tomamos alcohol, ¿por qué negarles la ingesta a ellos? Porque les sienta
mal, ¿no? ¿Y las palabras pueden sentar mal? Sí, son energía, como todo lo que
viene del ser humano y como tal nos influye, pero… ¿Nos sienta mal decir palabrotas? ¿A quién
sienta mal: al que las dice o al que las escucha? Si es al que las escucha
podemos explicarle que a cierta persona no le gusta o le sienta mal escuchar
esas palabras. Seguramente le pase porque a él o ella no se las dejaban decir. También pienso que pueden sentar mal al que las dice. Decir, por ejemplo, “coñazo”,
que indica desprecio hacia una parte del cuerpo femenino, puede influir en el
bienestar personal. Pero a esto he llegado con el tiempo, quizás mi hijo sea
consciente (o ya lo es) del daño de las palabras mucho antes que yo. La comida
y la bebida se la administramos nosotros, de hecho dependen de nosotros para obtenerla.
Pero las palabras no, no estamos en su cabeza para evitar que digan esto o
aquello y cuanto más se las prohibamos, pienso, más les acercaremos a ellas
(por la atracción que ejerce en los niños casi todo lo prohibido, cual núcleo
de célula chocándose con su membrana), más todavía si nosotros las decimos.
Desde aquel día no le he vuelto a
oír decir ninguna palabrota. No sé si las dice o no, pero no es un talismán que
me preocupe. Es más, el día que le escuche decir alguna, que a lo mejor llega o
no, supongo que no me sorprenderé. Son palabras, están ahí, están en google,
confío en su autodesarrollo, en los ambientes relajados donde quizás no las
dice y no son necesarias.
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