Creo que la primera vez que Romeo
recibió una carta fue del banco o de la tienda Imaginarium. Noticias sobre su
cuenta bancaria o alguna felicitación de cumpleaños. Más adelante, aparte de
estos remitentes llegaron los de mi tía María y los christmas de Leo, el hijo
de una amiga. También Momo le escribió cartas y sus abuelos cuando viajan le mandan postales.
Se entusiasmaba cuando abría el buzón. Me miraba y si veía una sonrisa, se abalanzaba sobre mí. Entonces le enseñaba la parte del sobre donde claramente estaba su nombre y se ponía tan contento.
Se entusiasmaba cuando abría el buzón. Me miraba y si veía una sonrisa, se abalanzaba sobre mí. Entonces le enseñaba la parte del sobre donde claramente estaba su nombre y se ponía tan contento.
Después llegaron las notas de
papá metidas en el buzón de cartón que construimos gracias a la idea de unos
amigos. Siempre que papá se iba de viaje le dejaba una notita. Al
levantarse iba corriendo a cogerla y en el desayuno la leíamos juntos. Casi
siempre había corazones, aviones y mapas de los lugares que visitaba.
Ahora papá también escribe notas
para Romeo que deja en nuestro precioso buzón. Un buzón blanco con banderita
roja que nos trajimos de Estados Unidos este verano porque se me metió en
la cabeza.
Yo también escribo cartas a Romeo y se las dejo en ese buzón. Cartas que responden a preguntas que me hace y que en el momento que me las hizo no tuve el tiempo o la capacidad de síntesis y claridad para responderle. Así es que le escribo: Querido Romeo…
Yo también escribo cartas a Romeo y se las dejo en ese buzón. Cartas que responden a preguntas que me hace y que en el momento que me las hizo no tuve el tiempo o la capacidad de síntesis y claridad para responderle. Así es que le escribo: Querido Romeo…
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