Este sábado 30-9-17 hemos ido por
primera vez con Romeo al Parque de Atracciones. Es un sitio al que quería ir
desde hace tiempo. Si no me equivoco, en algún momento de alegría le debimos de
hablar de este lugar relacionándolo con momentos muy felices de nuestra
infancia. O quizás, él lo ha descubierto escuchando a otros. El caso es que su primer parque de
atracciones ha sucedido en el momento apropiado, a pesar de haber estado cerca de varios.
Ni frío, ni calor hacía ese día; Romeo mide
1,20 con lo cual ha podido montarse en cosas de pequeños y de mayores; y lo
mejor de todo es que ha sido un “regalazo” de cumpleaños, como él dijo, de sus
amigos. Llegamos a las 12 y nos fuimos pasadas las 20:00 con las luces ya
encendidas del Parque. Se montó en doce atracciones y en dos de ellas repitió. Dice
que la que más le gustó fue la montaña rusa a la que se subió con su padre, la
Tarántula. A mí casi se me sale el corazón de verles. En otra atracción aprendió a
conducir y se metió por una carretera en dirección contraria. En una cama elástica, en la que le pusieron arneses, sólo se le oía a él de contento que estaba. En los
Fiordos puso una cara de pánico que casi muero de verle, pero al segundo quiso repetir. En las Sillas Voladoras se manifestó feliz de la vida. Al final del día pidió
“algo de niños” y nos montamos en los coches de Dora Exploradora. También tuvo
su momento de compras que invirtió en una vasito de chocolates y una maquinita
caza tesoros. Además Halloween había llegado al Parque con lo que aportó un añadido a nuestra visita. Y por supuesto estaban los personajes de la tele por aquí y por allá, en el límite ya de su fantasía, pero frente a los que todavía se queda con la boca abierta.
Gracias a Mateo A, Maia, Oskar, Hugo,
Silas, Aisha, Jimena, Lucía, Raquel, Mateo K, Candela, Gabriela, Victoria, Valentina, Rodolfo y
Lázaro. Y por supuesto a sus madres y padres.
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