Recuerdo la primera vez que Romeo
fue a la Biblioteca. Iba en el carrito. Quería hacerle el carné. Se lo hicieron
y le regalaron un cuentito precioso para colgar en el carro y poner una foto. Imagino que cogeríamos prestado algún libro. Los
bibliotecarios se sonrieron y trabajaron con emoción para nosotros. Yo me fui
satisfecha con Romeo usuario de bibliotecas.
Hemos vuelto otras veces. A que nos prestaran libros, vídeos, música, revistas... A leer sentados en sillitas. También a alguna actividad, como “La
hora del cuento” y un cuenta cuentos precioso con Elena Octavia. Hemos recogido un premio. Nos han sorprendido con regalos, exposiciones y otras sorpresas en muchas ocasiones. Además Romeo me ayudaba a ordenar la biblioteca de su escuelita, me acompañó a por libros para gestar una biblioteca escolar y me ha auxiliado en alguna actividad bibliotecaria en su cole. Hemos visitado las municipales y las de la Comunidad.
Pero no nos han dejado entrar en la Regional ni en la Nacional. A mí sí, pero
no con él. Quiso buscar el especial Roald Dahl de una revista donde
salía una fotografía de la película de Tim Burton “Charlie y la fábrica de
chocolate” y no le dejaron pasar. Reclamé y aquella gestión duró más de un año.
Espero y deseo que de aquella historia quede algo: que a los niñ@s de 6 años
acompañados de un adulto también les dejen investigar. Mientras tanto, menos mal
que aún vemos el mundo como una biblioteca gigante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario