miércoles, 18 de octubre de 2017

Romeo se limpia




Imagino que la primera vez que Romeo se limpió sería con el babero dirigido a la boca o las manos. El 8-4-14 se limpió el culo por vez primera. Le diríamos que se intentara limpiar él y lo haría. Algo así, supongo. Son de esas cosas que aún no tiene interiorizadas. Lo hace cuando se lo decimos, pero si a nosotros se nos olvida decírselo, no lo hace. A veces me parece que es como jugar a hacer trasvases. Yo le digo cómo hacer algo que creo es capaz de hacer por sí mismo, pero si se lo explico mucho o no le apetece, rebosa y no lo hace. Otras veces lo adquiere sin rezumar. Y otras veces soy yo la que va rebosando y no me doy cuenta. Últimamente estamos en que “él tiene que hacer todo y nosotros nada, ¡hasta limpiarse!” Menos mal que todavía no se me ha ocurrido escribir acerca de todos los verbos que hace mamá. Aunque escribiendo esto me he dado cuenta de que quizás debería hacerlo, por aquello de los trasvases.
Es capaz de pasarse todo el día con la boca como si la hubiera metido en un tarro de cacao. Sin embargo, con las manos no le pasa lo mismo; a la menor pringosidad ya está limpiándose en el jersey. Dice su padre que es un acto innato y que quizás todos los niños se acarician las costillas de la misma manera.  

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