El día que cumplía seis años, Romeo
fue de boda. Pantaloncitos claros, camisa blanca y zapatillas bancas. Pelo engominado.
Se casaba mi prima en Sevilla. La espera del novio, la entrada de la novia en
la iglesia, la ceremonia, el sí quiero, los anillos y las arras, la firma, el
arroz, el aperitivo, el banquete, los regalos, la tarta, el baile de los
novios, el baile de los invitados, el estriptis y el paseo semanasantero con la novia y el novio en lo alto. Por último, la tarta de Romeo con su
cumpleaños feliz. Tuvo más momentos protagonistas, que hasta llevó las arras a
la novia y más tarde fue ayudante de realización del vídeo de la boda. Pero para mí el momento estrella fue cuando, tras besarse los novios después de cortar la tarta, dijo:
-Mamá, ¿pero no se habían casado
ya?
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