23-12-15. Era un centro de la
Seguridad Social. A pesar de que tenía que entrar sólo, conseguimos que no fuera
así. (Si hay algún médico por aquí que me pueda explicar por qué en los
hospitales dicen que los niños están más tranquilos cuando la madre-súper
tranquila no le acompaña, lo agradecería mucho). Nos dijeron que tenía un
principio de caries, le enseñaron a cepillarse los dientes y le regalaron un cepillo
y un librito. Se fue muy contento.
Otro día fuimos a mi dentista y
aunque no le intervinieron, sólo el hecho de abrir la boca con tantos
artilugios a los lados le incomodó.
Más adelante le tuvieron que
hacer una pulpotomia. Esta vez fue en la dentista de papá, que para entonces ya
le había conquistado con juguetes cada vez que iba. Además, el sillón era mágico
y el aspirador de baba también. Romeo permaneció una hora sentado con el
bracito rígido subiéndolo cada dos por tres para comunicar que le hacían daño.
Lo pasó mal.
Próximamente tenemos que volver
al dentista para una revisión.
Romeo se lava los dientes después de cada comida desde que le salió el primer diente. Una amiga suya no se
los lava nunca. Hay una teoría sobre la simbología de los dientes. También hay
otra teoría que dice que sólo es necesario cepillarse los dientes después de cenar. Esta no la entiendo. Lo mismo, si hay alguien
por ahí que me la pueda explicar…
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