Recuerdo a mi padre A escribiendo
su diario de viajes en vacaciones. Sentado en una silla de camping con un
cuaderno grande sobre las piernas cruzadas y un bolígrafo. Le recuerdo en casa, escribiendo en el
ordenador. En la habitación del fondo, que fue la mía, la de las vistas a la
sierra. Sentado frente a una pantalla, aporreando letras.
Hace poco mandó un
viaje escrito. Así lo hace últimamente. Lo narra y lo envía por el espacio
por si alguien lo quiere leer. Es su forma de estar y relacionarse con el
mundo.
No recuerdo diálogos con mi
padre, o recuerdo muy pocos. Mi padre habla de estudio y trabajo. Su mundo está
lleno de estudios y trabajos. Y sus veranos, que eran los míos, de museos e
iglesias.
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