jueves, 5 de abril de 2018

A decide



Ni mi hermana ni yo tenemos agujeros en las orejas. Siendo niñas se lo pregunté a mis padres:
-¿Por qué no nos hicisteis agujeros en las orejas?
-Porque no queríamos veros llorar. Bastante os hicieron llorar en el hospital para que además llorarais por una cosa así.
Me convenció y consoló. Me dio pena no tener agujeros. Sobre todo cuando veía a mis amigas con pendientes pequeñitos de múltiples formas preciosos. Esos me encantan, me siguen encantando. Mi hijo me regaló una vez unos de unas chanclas pequeñitas que compró en una tienda de artesanía. Ese mismo año mi sobrino me regaló unos aros plateados. Pensé que era una señal de esas que manda la vida. Me tenía que hacer los agujeros que mis padres decidieron que yo si quería me haría de mayor. Que para entonces nadie elegiría por mí. Ahora, de mayor, después de investigar he decidido que no me los hago.

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