La mentira está muy mal vista,
pero todos mentimos. Me lo dijo un maestro. Me explicó que nadie va desnudo por
la calle, luego mentimos sobre nuestra presencia física. Creo que es el único
maestro que no me ha mentido.
A Romeo los profesores le
mienten. A veces le molesta mucho. Como cuando le dicen que los deberes no le
llevarán más de diez minutos y luego se pasa haciéndolos una hora. Otras veces
no le molesta, pero a mí sí. Como cuando le dicen que le van a regalar un
taller por haber hecho algo muy bien, y pasan los días y nada. Las mentiras de
premios son las que más me molestan, las conductistas. Las que conducen a mi
hijo por un camino que a lo mejor no es el suyo. Menos mal que Romeo ya sabe quién dice más
mentiras y por eso a veces no se lo toma en serio.
Los niños son víctimas muy a
menudo de mentiras y engaños perpetrados por adultos. Hay quienes usan la
mentira para conseguir que hagan algo que ellos no quieren, para que cambien de
opinión, para reírse de ellos… Hay
adultos que se molestan mucho si un niño les miente, aunque ellos lo hagan con alevosía y se inventen canciones para educar. Vamos a contar mentiras, tralará...
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