viernes, 11 de junio de 2021

A no tiene casa

 Mi hermana A no tiene casa. Ahora vive con mis padres. Conozco a personas así. Dos de mis compañeras de trabajo también viven con su padre una y la otra con su madre. Además, si pienso en mis viajes recuerdo casas compartidas por miembros de varias generaciones de la misma familia. Cuando trabaja mi hermana A alquila una casa en el sitio donde está trabajando. Entonces deja cosas en casa de mis padres. Cuando voy a casa de mis padres y veo sus libros, sus muñecos, su ropa allí, me llama la atención. Me parece como si no quisiera romper de alguna manera el cordón umbilical, o como si se desparramara por el mundo teniendo cosas en varias casas. 

Una vez mi padre me dijo: mientras vivas en esta casa harás lo que yo te diga. Desde aquel día me marqué una meta: tener una casa propia. Es una de las prioridades de mi vida: mi casa. Tanto es así que pienso que, de seguir el sistema educativo de adoctrinamiento que tenemos ahora, sería mucho más beneficioso si en lugar de las mismas asignaturas de siempre, enseñaran los pasos que hay que dar para tener una casa: desde hacerla hasta comprarla o alquilarla.  Para mí vivir empieza por tener mi espacio.

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