lunes, 7 de junio de 2021

Respondier

El otro día el profesor de inglés les comunicó que había un setenta y cinco por ciento de posibilidades de que el lunes tuvieran un examen. A Romeo le sorprendió esta afirmación. Así es que levantó la mano para preguntar al profesor por qué había un setenta y cinco por ciento y no un ochenta.

-Sigue con tu tarea. Le contestó.

 Le mandaron callar por ser niño, por tener curiosidad, porque el adulto no sabía responder a esa curiosidad. Romeo detectó esa carencia y por eso me lo contó. Con lo fácil que hubiera sido contestar:

-Bueno, he dicho un setenta y cinco por ciento como podía haber dicho un ochenta. Lo que quiero decir es que hay bastantes posibilidades de que tengáis un examen el lunes, por eso dije un número cercano al cien.

Me da mucha pena que se ahoguen las preguntas de los niños y niñas con gritos o con mandatos porque así se mata la curiosidad, la emoción por las cosas, que es lo que mueve el mundo. No me extraña que haya tantos muertos en vida que necesiten de estímulos externos para emocionarse, sentirse vivos. 

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