Desde que tengo uso de Romeo, le
recuerdo agarrado a mí o llorando cada vez que algún juguete con pilas se ponía
a funcionar: una camión granjero que anda, un volante de coche que pita, un
muñeco para el agua que le regalaron sus tíos hace un año y todavía está
envuelto… Con la peonza que le regaló la yaya tiene una relación de amor-odio,
pues le gusta girarla con la mano e imaginarse las luces que brillan cuando la
enciendes, pero no le gusta que la encendamos. También tiene un muñeco que le
regaló su abuelo y que si le quitas el chupete llora, pero aún desconocemos
cómo lo hace pues no quiere que le ponga las pilas. También le asustan los
ruidos que no vienen de los juguetes (http://macarenamenasantos.blogspot.com.es/2012/02/romeo-se-asusta.html)
y los ruidos cuando no sabe de dónde provienen. Da un pasito atrás hasta que su
cuerpo topa con el mío y entonces pregunta: ¿qué ha sido eso? Yo le rodeo con
mis brazos y le explico de dónde creo yo que viene el ruido: el vecino que se
está duchando, el vecino que está haciendo un agujero en su casa, un coche de
policía… Ahora de vez en cuando también se despierta de noche y dice que estaba
asustado. Imagino que entonces su miedo aterriza de alguna pesadilla. Le hablo
dulce y pausada y se le pasa. No sé cómo será cuando los miedos no lleguen de
su mundo sonoro, ni del de sus sueños…
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