Romeo
se moja las mangas cuando se lava las manos, que no le gusta arremangarse. Romeo
se moja la cara cuando corre la cortina de la ducha mientras su mamá o su papá
se duchan. Romeo se moja los pies cuando pisa charcos. Romeo se moja las manos
cuando vamos a la fuente del Invernadero de Arganzuela. Romeo se moja las manos
en todas las fuentes. Romeo se moja entero en los chorros del Madrid Río. Romeo
se moja cuando se baña él solito, ahora que es mayor. Se echa agua por la
cabeza con el bote vacío de los caramelos de mamá. Romeo a veces se moja el
cuello cuando bebe agua de su vaso. Esto no le gusta demasiado pero se ríe. Quizás porque yo sonrío al ver sus progresos de niño mayor. A mí tampoco me
gusta mojarme las mangas del pijama cuando me lavo la cara por las noches. Lo
odio, sobre todo cuando hace frío. Pero entonces, ahora, pienso en Romeo, que no
le importa, que le gusta mojarse cuando se lava las manos y me río, como él se
ríe también cuando el agua se derrama por su cuello al verme sonreír.
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