“El peluquero es el
señor y la peluquera la señora”, eso dice Romeo cuando le preguntan por la
Peluquería. Y es que el otro día Romeo fue por primera vez a cortarse el pelo
de manera oficial. Pues hasta ahora siempre se lo habíamos cortado nosotros:
rapado al cero antes del verano y recortes de flequillo el resto del año. Pero
enamorados como estamos del espacio al que Romeo acude todas las mañanas de
lunes a viernes, impactados por el precioso cartel anunciador de la actividad y
con mucha curiosidad por conocer el arte peluquero de la mamá de un compañero
de escuelita, decidimos estrenarnos. Así es que a la Mini Peluquería que se
fueron abuela, padre e hijo. Una sillita de colores, un babi, un espejo y Ross
cual Eduardamanostijeras. Finalmente fue en el suelo haciendo sus puzles. Que
Romeo nada más que entra en El Jardín de
Momo es lo que hace ahora, puzles, y por más que le quisieran sentar en una
preciosa silla, le observaran tres adultos a la vez y le hicieran promesas de
guapo, guapo, él quería hacer sus puzles. Así es que Ross no tuvo más remedio
que hacerlos también. Tijeras en mano, pelo fino, liso y rubio de Romeo, un
corte aquí y otro allá contorsionándose al ritmo que lo hacía Romeo, consiguió,
efectivamente, encajar todo para dejarle más guapo de lo que es, que ya es
difícil.
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