jueves, 21 de febrero de 2013

Romeo sopla


 
Imagino que fue el día de su primer cumpleaños cuando oyó por primera vez lo de: sopla, sopla. Pero aquella vela por más que lo intentaba no se apagaba. Siguió practicando, que siempre había algún cumplemés o cumpleaños que celebrar, pero poco aire salía de esa boquita. En su segundo cumpleaños también le tuvieron que ayudar. Pero no así en su cumplemés veintiséis en el que Romeo por primera vez apagó la vela que presidía la mesa del desayuno. Se puso contento y enseguida pidió hacerlo otra vez. Pero no se cumplen varios meses en un mismo día, le explicamos. Así es que aquella vela tampoco se volvió a encender otra vez. Sin embargo, poco después tuvo ocasión de volver a realizar su hazaña y además delante de una niña de su edad. Fue en la Fiesta del Farol que celebramos con todos los niños de su escuelita. A la hora de marchar había que apagar las velas. La niña tenía un farol en la mano y estaba sopla que te sopla intentando apagar la vela hasta que llegó Romeo que con un solo soplido la apagó. Ahora bien, creo que últimamente se ha dado cuenta de que quizás tenga que mejorar la técnica, pues con los dientecitos hacia fuera no salen pompas de jabón como cuando mamá sopla el pompero.

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