No recuerdo cuando
Romeo empezó a decir “no”. Ahora dice mucho “no quiero” cuando mamá y papá le dicen de hacer algo:
ponerse el abrigo, lavarse los dientes, el baño, a pesar de lo bien que se lo
pasa con sus patos y botes... Y cambiar el pañal. El cambio de pañal supone
la peor tragedia del mundo en la vida de Romeo. Los otros “no quieros” son poco
convincentes, rápidos y muchas veces como en tono de juego, pero este es un “no
quiero” a lo grande. Y es que Romeo ya
se está haciendo grande y por eso tiene rabietas, que son una característica
normal en el desarrollo psicológico de los niños. Gracias al artículo “Quiéreme
cuando menos me lo merezca, porque será cuando más lo necesite” (http://crianzanatural.com/art/art82.html),
los papás de Romeo le ponen el pañal en forma de T porque las letras le
apasionan, le dan besitos en la tripita mientras le cambian, le cantan
canciones y en definitiva le adoran por muy rabioso que se ponga, porque saben
que negando al otro, Romeo empieza a ser.
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