“Vololeta”,
dijo intentando repetir lo que había dicho su abuela. Hace un año y diez
días exactamente, Romeo daba por primera vez una voltereta ayudado por la
abuela. Le cogía de los brazos y le giraba no sé cómo haciéndole caer
sobre las piedrecitas del parque. Era de los pocos juegos físicos que le
gustaban entonces. En una reunión Momo nos dijo que "nos había
salido un chico intelectual”, que se pasaba la mañana mirando números y letras,
haciendo puzles en el rincón de los puzles. Que tenía juego individual y no
enganchaba mucho con las cosas del parque. Sin embargo, de un tiempo a esta
parte, vemos como Romeo no para en casa ni en el parque: baila,
salta, se sube al sofá, se monta en el columpio, sube al tobogán… Estamos en
un momento en que empieza a hacer movimientos físicos por su cuenta, a
probarse, y en el que los que le cuidamos ya no hacemos más probaturas con él,
pues no podemos de lo que pesa. Alguien me dijo que son etapas, leído está en
mi mente que los niños van pasando por distintas fases, y así lo estamos viendo
en Romeo que cuando nació me parecía increíble que aquella personita pudiera si
quiera respirar. Algo me dice que aunque mi espalda se resienta un poco, no
puedo negarle ya ni siquiera un “a subir con mamá”, que cogerle en brazos es un
lujo que en breve no podré hacer.
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