lunes, 28 de abril de 2014

Romeo me ayuda




 

Fue el 16 de abril del 2011 cuando apunté esto. Ayer Romeo también me ayudó. Enseguida se dirigió al cuarto de arte a por su silla. Pero antes de que llegara con ella a la cocina le dije que no íbamos a cocinar, que sólo íbamos a poner la mesa. La dejó y se vino corriendo. Colocó los mantelitos, el agua… No recuerdo lo que haría hace tres años, con meses, cómo me ayudaría por aquel entonces. Lo que sí tengo fresco en la memoria son varias escenas recientes: Romeo regando las plantas con una regadera más grande que su cabeza, Romeo dándome la ropa para tender, Romeo subido a su silla para hacer galletas, bizcochos o magdalenas con mamá, Romeo sujetando el recogedor de la escoba… En definitiva Romeo feliz. Cada hazaña de estas las logra con voluntad, sin obligación. Y es que a Romeo le gustan algunas propuestas de las que le hace mamá. Otras, como por ejemplo ayudarme cuando le tengo que ayudar yo a vestirse, no. Pero comprendo que en estos momentos nuestros intereses y necesidades no son las mismas, que él quiere jugar saltando sobre la cama y escapando de las manos de mamá y yo terminar cuanto antes, que él tiene tres años y medio y yo casi cuarenta.

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