martes, 28 de octubre de 2014

Romeo habla inglés




Lo tengo apuntado, fue el 11-11-12, cuando Romeo por primera vez dijo los números en inglés. Una amiga, Raffaela, le había regalado en su segundo cumpleaños un cuento con los números del uno al diez en inglés y de tanto verlo se los aprendió.

Después vino la película de Robin Hood que tanto le gustó y tantas veces se ha visto. "Shutting", dice.

Estos días tengo conversaciones en torno a la educación de Romeo. Recuerdo en una sesión pedagógica del año pasado cómo se habló de la obsesión que hay ahora porque los niños aprendan inglés. Todo derivado de la carencia sufrida por los padres de esos niños. Los padres de esos niños aprendimos en el colegio, mejor dicho no aprendimos, un idioma extranjero, inglés o francés. Los que tuvimos más suerte, o peor, nos llevaron a Inglaterra, nos apuntaron al Instituto Británico o nos dieron clases particulares de inglés. Pero seguíamos sin aprender ni una pizca de inglés porque no estaba en nosotros el interés por aprenderlo (independientemente del sistema para hacerlo), sino en nuestros padres, que quizás se habían topado con trabas laborales o viajeras por no saber inglés. Yo aprendí inglés cuando me interesó aprenderlo, cuando quise viajar y quise comunicarme en esos viajes, no antes, a pesar de todo el tiempo y dinero gastado. Por eso no me pre-ocupo porque Romeo hable inglés, entre otras cosas porque no sé cómo va a ser el mundo de Romeo más adelante. Ahora sé que le interesa el inglés de las películas que le ponemos y el de los cuentos que vemos. El otro ya llegará si tiene que llegar.

Aparte, pienso, que la única manera de que una persona aprenda a hablar un idioma nuevo es hablándolo y sólo se habla cuando quieres hacerlo. Si no quieres, por mucho que te intenten enseñar, no lo aprendes. Como todo, pienso, en esta vida.

Por otro lado me llegan informaciones de que la disposición del niño para los idiomas es mucho mejor en edades tempranas que más adelante. Tenemos la suerte de que en nuestro proyecto de vida a medio plazo contemplamos vivir en el extranjero y que será ahí cuando Romeo pueda beneficiarse de esa fácil disposición de ahora. Nos apetece por nosotros, por él. Pero sin pre-ocupaciones, sin pensar en futuros que desconocemos, sino porque nos apetece ahora por el ahora.

No sabemos si Romeo querrá hablar cuando vivamos en otro país, pero sí sabemos que le queremos hacer ese regalo: vivir en el extranjero. Luego que él lo use a su manera, pues como dice mi refrán: "a regalo regalado mira todo lo que lo tengas que mirar y si no te sirve, reciclaló".

 

 

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