Ya apunté en este blog que Romeo
besaba: http://macarenamenasantos.blogspot.com.es/2012/11/romeo-besa.html.
Ahora quiero hablar de los besos que Romeo me da. Tengo apuntado que el primer
beso que me dio fue el 11 de mayo del 2012. Desde entonces no han cesado los besos. Al principio me sorprendía mucho por el
historial que tiene mi familia. Aunque mezclado con el de la familia de Carlos,
ahora no me extraña el resultado. El caso es que Romeo desde que se levanta hasta que
se acuesta me propicia besos y más besos. Ya desde la cama, desperezándose, busca mi
cara para darme un beso en la mejilla, primero en una y luego en la otra. Tiene
que ser así siempre. Y si yo no muevo la cara, me la mueve él. Me agarra la
nariz como si fuera el timón y me planta un beso en la mejilla que falta. Luego a lo largo del día van cayendo más
besos: en la despedida en la puerta de
"Momo", en la recogida de "Momo", en otras despedidas y en otras recogidas, cuando
leemos juntitos un cuento, cuando le cojo en brazos porque está cansado o
porque sí, cuando está comiendo y le apetece darme un beso, cuando se le están
cerrando los ojillos por la noche, o por nada, porque sí… Mi sola presencia le incita a darme un beso.
Un trozo de mi carne al descubierto, aunque no sea la cara, también. No ocurre
lo mismo con su padre. Es como si se recargara con los besos que me da y así pudiera continuar con sus quehaceres. También me gusta pensar que todos los besos que no me han dado,
que echo en falta de mis padres, me los da mi hijo, que son para rellenar ese
hueco. Una vez más mi hijo me regala vida.
2 comentarios:
Gracias por compartir. Lindas experiencias. Esto lo va aprendiendo Romeo, por medio de su Madre. Que siempre sea asi :D
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