miércoles, 28 de octubre de 2015

Romeo se sienta


Hace poco leí un libro, “Moverse en libertad” de Emmi Pikler, que me ayudó a recordar la importancia de respetar la evolución motriz de mi hijo. Por más que intento recordar cómo fue la primera vez que Romeo se sentó, no lo recuerdo. Pero sí tengo apuntado la primera vez que se sentó encima de mí, porque me llamó mucho la atención. No quería sentarse en ningún sitio que no fuera encima de mis piernas y allí se quedó a gustito un buen rato. Este es un recurso que tiene Romeo y usa con frecuencia: sentarse encima de mamá. Cuando lo usa generalmente hay una razón, aunque no dudo que a veces lo haga sin razón, al menos una que yo conozca o crea conocer. Muchas veces es porque le entran ganas de hacer caca y no quiere hacerla, otras veces porque tiene ganas de hacer pis e ídem, otras porque se siente arropado sobre mis piernas si la situación le incomoda, está cansado…
Lo mismo ha hecho con el carro mientas lo hemos utilizado. Estos días está moribundo y no nos queda nada para desprendernos de él. Se merece una oda.
Para comer en casa se sienta sobre un alzador que colocamos encima de una silla. Aunque ya casi llega a la mesa sin él, todavía no prescinde de él ni en casa de los yayos.
Lo primero que hace Romeo al llegar a casa después de la escuelita es sentarse en la que fuera mi sillita de niña al lado de su mesa-cuna, donde tiene todas sus cosas de dibujo, escritura y manualidades.
Por último mencionar otra sentada de Romeo que nos hizo mucha gracia. Fue en Getafe, en una exhibición de skater. Nos acercamos a la pista para verles mejor y sin decirnos nada se adelantó para sentarse sobre unos neumáticos que había en el suelo en primera fila. Nosotros detrás. No se giró ni un momento para buscarnos.

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