He tardado en escribir sobre esto que me gusta tanto y eso que escribo sobre
todo lo que vive Romeo. El empujón ha sido el recuerdo de una nariz de payaso
en este sitio (La casa del barrio de Carabanchel). El 10 de enero del 2014 Romeo fue al circo por primera vez. Le llevaron sus abuelos al Circo
Americano, instalado en el solar donde ahora no paran de trabajar las
excavadoras y grúas junto al Madrid Río. Llegamos los primeros de la fila,
aunque ya teníamos las entradas desde hacía tiempo, pero esa era la consigna
para que los abuelos no tuvieran que esperar al entrar. Yo estaba sufriendo
porque sabía que Romeo se estaba haciendo pis y no aguantaría las dos horas
dentro sin hacerlo, pero él no quería mear antes de pasar. Allí les dejé con
el pis y todo. Dile a mamá lo que más te ha gustado, decía la abuela impaciente
cuando salieron: una moto que daba vueltas, dijo. Por lo visto se había quedado
impresionado con una moto que giraba y giraba dentro de una esfera metálica.
Los payasos le habían asustado. No fue así aquí, en La casa del barrio, donde
Romeo asistía por primera vez a un espectáculo de circo, aunque no fuera en un
circo convencional. Fueron unas jornadas de Cabaret Clown y Romeo reía y reía con
su nariz roja puesta.
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