Tengo apuntada esa frase después
de una fecha: 1-3-13. Imagino que fue la primera vez que decidió descalzarse
él sólo, sin contar las veces que lo había hecho de bebé para jugar con los
zapatos o sus pies. Esa es una norma del espacio donde vive por las mañanas:
descalzarse nada más entrar. Nosotros hemos adoptado esa norma por varias
razones y en casa hacemos lo mismo. Recuerdo haber leído sobre lo importante
que es para todo ser humano el contacto con la superficie, con el suelo, si es
la naturaleza mejor todavía. Recuerdo a mi sobrina Gabriela siempre descalza
cuando era un bebé y pensar que así lo teníamos que haber hecho nosotros. Pero
son de estas cosas que te llegan tarde o no te llegan. Hubo un tiempo que me
empeñaba en que Romeo se pusiera sus zapatillas de estar en casa, por el frío
que le pudiera subir de los pies, pensaba. Ahora me he hecho una funda para el
móvil con una de sus zapatillas y otras que le regalaron son marionetas u otras
cosas. Otras veces le da por ponérselas, pero al rato se olvida de ellas y las
abandona en cualquier parte. Entonces, cuando no está, veo sus piececillos bajo
la mesa de la cocina, asomando bajo el sofá, detrás de las puertas... A Romeo
le gusta andar descalzo, le gusta sentir la superficie por la que camina. Este es
otro de los aprendizajes que me ha regalado mi hijo.
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