Fue un diecinueve de noviembre,
la primera vez que silbó, de no sé qué año. Ayer yendo de recados los dos
juntos pero separados, pues me cuesta ir a su ritmo y sin querer siempre acabo
adelantada, me dijo: - mamá, Coquito silba así. Y le imitó. -¿Tú sabes silbar,
mamá? Y me puse a silbar. Se reía. Desde que inicié este Blog de la mamá, Romeo
ha hecho muchas cosas, muchos aprendizajes… como silbar, que es algo que creo
me divertía hace tiempo y ahora apenas uso. Me gusta observar esas cositas que
tenemos adquiridas los adultos, las cuales, quizás, nos parece que hemos nacido con ellas y
que sin embargo a los niños les llama tanto la atención porque aún no la han incorporado
a sus vidas. Ya no dedico tiempo a silbar y sin embargo la vida es silbar dice
por ahí algo o alguien. Me gusta ir de recados con Romeo, me hace ver el ritmo acelerado
de mi vida.
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