No se lo hizo él, se lo hicieron,
pero así lo iba contando luego. Fue un
26 de diciembre de no recuerdo el año. Imagino que sería para su primera operación: http://macarenamenasantos.blogspot.com.es/2014/01/romeo-es-operado.html
Lloró mucho y yo recordé aquellos
dolores de vacunas de cuando era un bebé. Lo mal que se pasaba. Pronto, pero muy
mal los minutos de antes y durante. También los de después, que te quedabas
pensando si habíamos hecho bien o no… Así fue aquella vez, peor aún,
que no me dejaron entrar con él y por más que yo le quería tranquilizar no
podía. Por eso era que no me dejaban entrar. Salió con una tirita en el brazo y
un coche en la mano que le habían regalado. Todavía tenemos ese cochecito, una
excavadora azul con las ruedas blancas y rojas. Qué casualidad o causalidad que
sea una excavadora. Después de esa vinieron otras perforaciones: análisis y
vacunas. Yo cada vez más tranquila y él también. Uno de esos días le tenía una
sorpresa preparada para después: nos íbamos a Sevilla. Luego ha querido
repetir el viaje a Sevilla después de cada pinchazo, pero no se puede, claro.
2 comentarios:
Guapa, lo acabo de leer y me he puesto a temblar,precisamente tengo que "perforarme" dentro de unos días.
Soy la prima Encarnita y aún lloro.
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