Fue un 3-6. Me debió de hacer
mucha gracia y lo apunté, pero no me acuerdo de la escena. Alguna vez le hemos
hablado del placer de rascarse comparándolo con otro tipo de alivio o placer
corporal. En verano a Romeo le pica mucho la espalda y pide siempre que se la
rasquemos por aquí y por allá. Buscando una explicación a su picor dimos con la
piel reseca del sol que se levanta y pica. A veces parece un oso rascándose
contra los marcos de las puertas. Otras veces es él quién nos rasca a nosotros
cuando nos pica la espalda. Su padre es el encargado de cortar las uñas por
decisión propia y natural. Lo hace
cuando leemos cuentos antes de dormir. Empezó a coger él las tijeritas que
teníamos cuando era un bebé y ha continuado cogiendo sucesivos utensilios para
cortarlas. De bebé muchas veces amanecía con arañazos en la cara, pues las uñas
le crecían a un ritmo más rápido que su padre manos tijeras cortando. Entendimos
entonces que por eso mucha gente pone funditas en los dedos a los niños recién
nacidos.
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