“Lengüita” tengo apuntado. Así es
que debió de ser un corte en la lengua. Pero no sé cómo, por qué, ni cuándo,
que los momentos de la vida a veces tengo que atraparlos así, al vuelo, como
vengan.
Antes de ser mamá había experimentado
que a los niños/as no les gustan ciertas cosas comunes. Así, por lo general. Aunque también veía excepciones. Al ser mamá, lo verifiqué en Romeo. No quiere nunca que le cure una
herida. Ya le puede doler a rabiar y decirle que si no la curamos le dolerá más,
que no quiere que nadie se le acerque. A
pesar de haber experimentado una infección estratosférica por una: http://macarenamenasantos.blogspot.com.es/2015/09/romeo-ingresado.html, sigue igual. No permite que nadie
se le acerque a sus cortes, heridas, astillas incrustadas… Así es que este fin
de semana se lo ha pasado con el dedo tieso por culpa de un corte. Creo que Romeo sabe que muchos cortes, como los de la lengua, se curan solos. A mí no me queda otra que confiar.
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