5-12-15. Su padre le llevó ese
día. Después hemos ido otras veces, la familia al completo, por cortesía del
trabajo de Carlos. Tanto a Romeo como a mí nos gusta ir al fútbol por todas las
delicatesen que comemos allí; por el ambiente; por observar el trabajo de
periodistas, fotógrafos, médicos, policías; por escuchar a los aficionados con sus
insultos y canciones… En suma, por todo lo que rodea a un partido de fútbol,
pero no por el fútbol en sí.
El otro día me contó que había dicho a dos de sus compañeros del colegio, los más futboleros, que le
había saludado Cristiano. Creo que empieza a ser consciente de todo el oro que
tenemos, aunque ya digo, que apenas se interesa por él. En casa de herrero…
Hace poco estuvimos en Londres,
en uno de los partidos de la Champion. Experiencia religiosa, que el equipo
congregaba a miles y miles de fieles, y para nosotros fue algo cuasi místico. Pasar
la barrera de control con todos los hinchas mirándonos, esperar al Equipo en el
hotel, ser los primerísimos en verles, saludarles, desearles suerte… Y luego
seguirlos en el campo, hasta casi emocionarnos, que el roce hace el cariño.
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