Voy a recoger a mis padres que
vienen de Florencia al Aeropuerto. Nada más verme, mi padre A:
-¿Dónde está Carlos?
Vamos a desayunar con mi madre.
Romeo empieza a moverse en la mesa. Mi madre A:
-¿Qué tal la Natación?
Romeo nunca
expresó especial interés por esta actividad. Un minuto antes le acababan de
preguntar por el colegio: http://macarenamenasantos.blogspot.com/2018/11/a-escolariza.html
Muchas veces tengo la sensación
de que mis padres oyen y no escuchan. Oyen lo que les gustaría escuchar.
Preguntan sobre aquello para lo que ya tienen una respuesta en su cabeza, sin
esperar a que el otro responda. A estas alturas de su película creo que ante
todo les interesa, o más bien preocupa, la seguridad de su familia. Tenernos
ubicados a todos con salud, trabajo y poco más. No andan para profundizaciones
y sentimientos, que bastante trabajo les da el país con noticiosos y ahora con
vídeos en el móvil y mensajes de guasaps. Esto empezó mucho antes de las dificultades auditivas y memorísticas, así es que ahora mi sensación se ha acrecentado.
Yo espero poder seguir escuchando
a mi hijo cuando me cuente hazañas del Kirby. Poder seguir acompañando su
historia apasionada aunque yo me haya ido por los cerros de Úbeda porque el
Kirby me la trae floja. Espero no poner demasiadas preguntas a sus no intereses y escucharle más en mis no intereses. El verbo creó el mundo y el verbo se hace escuchándolo.
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