jueves, 16 de mayo de 2019

El Blog de una taquillera de Cine (5)



Hubo un tiempo, y ahora a veces también lo hago, en que construía puzles con las tomas de energía de mi organismo. Es decir, que si un día había cenado mucho, al día siguiente no desayunaba. Pero no era que no desayunaba porque no tuviera hambre, sino porque consideraba que me había sobrepasado de cantidad de comida en la cena anterior. Ante todo esto. Aunque claro, muchas veces, los torreznos o las bravas ingeridos por la noche, hacían que por la mañana no tuviera hambre.
El otro día un señor dudaba acerca de qué tamaño de palomitas comprar. Al final optó por una grande diciendo: mañana no desayuno y listo. Me hizo gracia. Me recordó a mis puzles de alimentación.
Me gusta hacer puzles. Sé que es una manera de actuar más mental que sentimental. Ahora intento hacerlo al revés. Comer según mi apetencia, hasta justo un poquito antes de quedarme llena o mejor, un poco después de la sensación de hambre, como me dijo un amigo. Eso alarga la vida y evita molestias estomacales, y yo quiero una vida larga y placentera. No obstante, sigo haciendo puzles de vez en cuando. De hecho, después de un año, acabo de encolar El Beso de Klimt. 

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