A veces voy por la vida con
películas en la cabeza. Pero no películas que me monto sobre algo, no (bueno, a
veces también), sino películas de verdad, películas que he visto normalmente en
el cine.
Recuerdo una vez de camino al Cine,
en bicicleta, por el Retiro, el acordeonista del parque tocando La Valse d´Amélie.
Estuve toda la jornada evocando esa película.
Cuando aparece la palabra taxi en
mi vida, viajo a los años de la Facultad. Allí vi un corto que me marcó. Todavía hoy se coloca en mi cabeza cuando me relaciono con el mundo del taxi. El
cortometraje entero era la violación de un taxista a una chica. Salí conmocionada. Debido
a esa proyección de imágenes en las que se muestra a un actor y a una actriz representando una violación, soy incapaz de coger un taxi sola. Nunca antes de aquel día lo
había hecho, pero sin duda aquel día redujo mis posibilidades de
desplazamiento. No sé si por eso voy en bici a todas partes. No sé si por eso
el taxista que nos lleva al aeropuerto, es un amigo que trabajó conmigo en el
Cine. ¡Qué bello es el cine dentro de la vida!
No hay comentarios:
Publicar un comentario