miércoles, 2 de octubre de 2019

Intereser



Me cuenta Romeo que la nueva profe ha traído una novedad: empezar la clase con un vídeo diferente cada día. Me lo cuenta ilusionado. Está encantado con esta artimaña de la profesora. Sin embargo, el otro día me lo contó enfadado: la profe había cortado el vídeo y no habían podido verlo entero. “Ya hemos visto lo interesante”, les dijo.
Romeo: ¿Lo interesante para quién? ¡Para ella, claro!
Sabe que la profesora es quien determina lo interesante para una clase. Es ella quien decide qué es lo que debe interesarle a una alumna o alumno. Pero claro, de ahí a que a ese alumno o alumna le interese puede haber un abismo.
Para mí esta es la clave del desarrollo humano. Lo que interesa a cada persona en cada momento de su vida. Algo tan simple y que muy pocos se atreven a atender, y menos en un colegio, porque no interesa. Interesa construir robots obedientes y eficientes, no personas. Es por ello que se habla tanto de educación y al mismo tiempo, es por ello que hace aguas el sistema educativo convencional, pienso. Nadie pregunta a un niño qué le interesa en un ambiente donde la pregunta que tendría que imperar, en mi opinión, sería esa. Un folio para dibujar lo que quieran de vez en cuando; en Junio, que es el mes que están más cansados, alguna propuesta hecha por los alumnos y alumnas; tiempo libre para jugar o leer (¿es que leer no es jugar?) si les sobra algún minuto después de hacer un examen… Aparte de esas pequeñas pildoritas de libertad (imprescindible para el desarrollo humano), en el currículum escolar no hay ninguna asignatura que demuestre interés por los intereses de los niños y niñas. Nadie les da voz. Pienso que es imposible que alguien aprenda algo si no le interesa, a menos que se ponga en riesgo su salud.
Es decir, pretenden que aprendan lo que a ellos les interesa que aprendan para formar robots; pero no lo aprenden porque no les interesa, ya que no son robots, son personas y como tal llevan intrínseco un programa de desarrollo humano. 

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