Una tarde, a través del cristal
de la taquilla, vi la siguiente escena que provocó mi sonrisa: una pareja
caminando con un carrito de bebé lleno hasta arriba de paquetes de supermercado
(cajas de cereales, legumbres, fruta…) y en brazos de ella o él (no recuerdo)
un niño o niña pequeño/a. Me hizo gracia el “truco urbano”, como yo lo llamo. Esto es: en la ciudad hacer un uso de las cosas distinto para el cual fueron pensadas. Lo cual reafirma mi idea de que hay tantos mundos como personas y que cada uno formamos
el nuestro con nuestro vivir.
Ayer me encontré a una amiga en
la biblioteca. Después de saludarnos y asombrarnos del paso del tiempo manifestado en nuestros hijos sobre todo, me dijo que me leía en Facebook, que se veía reflejada en mí. Me sorprendió, pues que yo sepa no trabaja en la taquilla de
un cine. Pero ahora pienso, que quizás MIS COSAS son también las suyas. Esto es, que al igual que el carrito lleno de la compra lo hice mío, mi oratoria automática, por poner un
ejemplo, a lo mejor a ella le puede recordar escenas de su quehacer diario. ¿Son los pensamientos, sentimientos y emociones universales o hay tantos como mundos y mundas (expresión de otra amiga)?
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