Ya dije una vez que mi Cine es un
pequeño universo dentro de la ciudad universal en la que está. Y que de vez en
cuando aparecen personajes que conforman sus propias unidades habitables allí
mismo. El otro día, cuando salíamos de trabajar, mi jefe dijo que teníamos el hotel lleno. Y es que las dos salidas de
emergencias estaban habitadas por sendos personajes de la calle. El remanente de calefacción que respiran a través de la rejilla del portón, les debe proporcionar algún sueño tranquilo. Uno de ellos
es como de la familia. Mi jefe se sabe su historia y yo un día le vi
con unas clientas habituales del Cine en la cafetería de al lado. Tal cual “siente un pobre a su mesa”. El
otro era una novedad. Salí del Cine y vi una enorme bolsa mochila apoyada en la
otra puerta de emergencia, la que siempre se queda libre cuando nos vamos.
Al rato llegó lo que creo que era un chico, enteramente cubierto por la ropa (sólo se le veían los ojos), transportando sábanas de cartón. Mientras yo esperaba a cerrar el Cine para irme a casa, él se dispuso a colocar los cartones como quien se coloca el embozo de la cama
para dormir.
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