miércoles, 11 de diciembre de 2019

El Blog de una taquillera de Cine (29)


La semana pasada cuando me disponía a comenzar mi jornada en la taquilla, vi un objeto extraño redondo, plano y negro junto al datáfono. No sabía qué era y tampoco quise identificarlo preguntando. Cada vez que vendía una entrada a un cliente, echaba una miradita. Pero nada, no me decía nada. No tengo ni idea de lo que puede ser.
Ello me sirvió de estímulo para reflexionar e imaginar a lo largo de toda la tarde. ¿Y si era un aparato para que los clientes compraran su entrada por medio de una tarjeta que se metiera por una de las ranuras y luego…? ¿Y si era un micrófono para que se escuchara en la calle todo lo que decíamos? ¿Y si era un detector de movimientos sísmicos o fílmicos? Preferí no preguntar. Me gustó el juego.
Mi hijo Romeo dice que es mucho de máquinas, que le gustaría vivir en el futuro. Su padre, en cambio, desearía haber nacido en los años cuarenta. Yo ni tanto ni tan calvo: máquinas, pero pocas.

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