Ya escribí sobre ello: https://macarenamenasantos.blogspot.com/2018/04/a-me-regala.html
Ahora necesito contar que las
navidades pasadas mis padres me regalaron una máquina de coser. Que cuando abrí
el regalo en mi casa me puse triste. Esta sensación ya la había tenido antes.
Siempre que siento desconexión, sobre todo con mis padres, me ocurre. El
pensamiento que me surge es: mis padres no me conocen, no saben quién soy, no
les importo. A continuación pensé que la quería devolver. Le diría a
mi madre A que no quería ese regalo porque no la iba a utilizar. Así lo hice. A
mi madre le costó aceptarlo. Me repetía una y otra vez que qué pena, sin
escuchar mi argumento: qué pena tenerla en casa para nada, ocupando espacio
cuando alguien que no sea yo, la puede utilizar.
Pasado el tiempo volví a hablar
con mi madre y me contó que me la había comprado porque un año dije
que quería aprender a coser a máquina. Aquello me alivió: era un regalo
pensado, pensando en mí y no en ella. Aunque
yo no me acordara de aquello, mi madre sí se acordaba. Mi madre me tiene en su
memoria, aunque sea en forma de una Macarena pasada.
Antes de escribirlo por aquí lo
hablé con varias amigas. Me llama la atención la sorpresa que causa mi reacción
de querer devolver el regalo. Me llama la atención porque a nadie le parece
bien. Como si los regalos no se pudieran devolver por alguna ley no escrita que
ronda por el aire. Cuando hablo de ello, me imagino los regalos como grilletes que te esclavizaran a
una vida que quién te regala pensó para ti. Sin embargo, yo pienso que a regalo regalado hay que
mirarlo todo lo que se tenga que mirar y si no te sirve, reciclarlo.
También creo que los regalos, como todo en la vida, emiten señales. Es decir que si alguien te regala algo, quizás, es por algo. Yo mantuve la máquina de coser en barbecho varias semanas por aquello de las señales. Pero finalmente llegué a la conclusión de que, aunque mi abuela fue modista y recibir como regalo una máquina de coser me hacía pensar en ella y eso me gustaba, y yo coso; no quiero ahora aprender a usar una máquina de coser, porque tengo otras prioridades y como ser limitado tengo que elegir.
También creo que los regalos, como todo en la vida, emiten señales. Es decir que si alguien te regala algo, quizás, es por algo. Yo mantuve la máquina de coser en barbecho varias semanas por aquello de las señales. Pero finalmente llegué a la conclusión de que, aunque mi abuela fue modista y recibir como regalo una máquina de coser me hacía pensar en ella y eso me gustaba, y yo coso; no quiero ahora aprender a usar una máquina de coser, porque tengo otras prioridades y como ser limitado tengo que elegir.
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