“La vida es injusta”, así le contestó
su tutor cuando se quejó de no haber tenido clase de Tecnología. Por lo
visto hubo un problema en el patio, dos niños se pelearon, y después en clase,
en la hora de Tecnología, estuvieron hablando de ello, el tutor habló de ello.
Cuando Romeo preguntó si no iban a tener Tecnología, el profesor contestó que
ya no la estaban teniendo, que ya se había pasado la hora. Romeo se enfadó y
tiró los libros al suelo diciendo: ¡qué injusto!
Ese día Romeo aprendió que haga lo que haga hay una persona por encima de él que decide sobre su tiempo. Da igual si pega o no, si grita, si corre, lo que sea que vaya contra las normas de colegio… Siempre habrá alguien que maneje a su antojo los hilos de su vida. Imposible así responsabilizarse de la misma. No me extraña que el mundo esté lleno de adultos irresponsables.
Ante
la enorme frustración con la que Romeo llegó a casa ese día, tuvimos que hacer
de sus portavoces y trasladamos al tutor su sentimiento, el cual él mismo no le había podido hacer llegar (no hay tiempo ni espacio para ello en el currículum). “Yo es que utilizo
estas situaciones para hacerles reflexionar, aunque no sean culpables de lo
ocurrido”, me contestó. Patidifusa me quedé. Le contestaré que si cuando a un
compañero suyo le sancionan por algo que ha hecho, le gustaría que le
sancionaran a él también para ayudarle a reflexionar.
Ayer, más de lo mismo con el
agravante de privarles de una de sus necesidades básicas. Esta vez, castigados
por una conducta que expresaba contento. En el caso de Romeo, contento
contenido (ya que en el colegio no les dejan gritar). La directora les anunció
un cambio en el orden de las clases: en lugar de no sé qué asignatura iban a
tener Educación Física. Las alumnas y alumnos se pusieron contentísimos
gritando en clase. Ante esta reacción la directora se enfadó, les dejó sin
gimnasia y les mandó hacer una redacción titulada: “Cómo nos debemos comportar
cuando nos dicen que vamos a hacer Educación Física”. Parece de chiste, a mí me
lo parece, de chiste de Jaimito o episodio de Zipi y Zape. Pero no, ocurrió
ayer en un colegio público de la Comunidad de Madrid en el que los niños y
niñas permanecen casi cinco horas sentados al día con las únicas excepciones de
media hora al día de patio y dos horas a la semana de educación física.
"Hay un montón de pruebas que
demuestran la fuerte conexión entre movimiento y aprendizaje, y su implicación
emocional. Según el libro Teaching with the Brain in Mind de
Eric Jansen en el capítulo 4 Movimiento y aprendizaje afirma que actualmente
la base de datos MEDLINE muestra más de 33.000 artículos científicos sobre el
tema del movimiento (en el juego, en el ejercicio físico…) y el desarrollo
cerebral. Podríamos afirmar que las conexiones cerebrales de un niño/a se
observan a través de sus movimientos. En definitiva, el movimiento fortalece el aprendizaje,
mejora la memoria y la atención y aumenta la motivación y la autoestima del
niño/a".
Lo que tendría que reflexionar esta señora es por qué los niños reaccionan así ante la noticia de tener
Educación Física. Esa es la redacción que tendría que hacer ella, pienso. Y
después preguntarse si lo que quiere en su colegio son peleles que no expresen sentimientos
y/o niños y niñas tristes que odien el colegio como mi hijo salió diciendo ayer.
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