lunes, 31 de mayo de 2021

Deberizar 2

El otro día Romeo tenía que hacer un circuito eléctrico para el colegio. Como se había dejado el libro de Ciencias Naturales en clase y no sabía cómo tenía que hacerlo, tuvimos que preguntar en el grupo de whatsapp de madres y padres, porque nosotros de electricidad no tenemos ni pajotera idea. Un padre nos dijo que en el Chino vendían el kit básico para hacerlo. Está todo pensado, pensé. Va a llegar un momento en que, como el sistema educativo no cambia, se vendan por kits todos los deberes que los niños y niñas tengan que hacer. Compramos el kit, pero nada. Aquello no funcionaba. Volví a pensar que qué palurdos somos, ni cambiar una lámpara sabemos... No te digo ya, cambiar un enchufe o hacer un circuito…  Recordé que en mi colegio, en algún momento, también tuve que hacer lo que ahora le estaban pidiendo a Romeo. Me di cuenta que aquello no me había servido de nada, pues con diez años no tuve necesidad de realizar un circuito eléctrico, y ahora con cuarenta y siete y casa propia no tengo ni idea de hacerlo. Aquella tarde Romeo perdió el tiempo. Su única e irrepetible tarde del 12 de mayo del 2021. Cuando después le pregunté por el circuito, no mostró ni pizca de interés. El profesor se lo había arreglado y listo. Dudo que se haya enterado de cómo lo hizo. ¿Por qué se empeñan en meter en la cabeza de los niños y niñas cosas que no les interesa? No digo que a todos los niños y niñas no les interese, pero a Romeo esa tarde, no. Esa tarde quería haber hecho la “revista abuelística” y no pudo. ¿Por qué esa necesidad de frustrar? 

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