jueves, 27 de mayo de 2021

Los Reyes del Mambo

Estoy cansada de depender de “Los Reyes del Mambo”. Me gustaría tener el conocimiento y la pericia de todos los que trabajan con casas. En ocasiones no me fío de ellos y me parece que intentan trabajar menos y añadir más. Pero como dependo de su trabajo, lo único que puedo hacer es tener paciencia y proferirlos todo tipo de insultos para desahogarme cuando por fin se marchan. 

Me gustaría tener un amigo, cuñada o padre que me instale la calefacción, repare un electrodoméstico o cambie una ventana o, mejor todavía, saber hacerlo yo. Siempre tengo que contratar a algún Súper Mario que cuando él o ellos quieran vengan dispuestos a hacerse cargo de la situación. A veces vienen a media mañana, incumpliendo el horario acordado, y se bajan antes a tomar un cafelito o cervecita. Eso sí, luego chistecillos y gracias para calmar un poco el ambiente. Pero para entonces ya estoy con los humos saliéndome por las orejas deseando que terminen y se larguen. 

Todo esto sucede, pienso, por la falta de personal habilitado para estos trabajos. Creo que falta gente que se dedique a aprender oficios tales como: fontanería, cerrajería, albañilería... etc. Si hubiera tantos fontaneros como licenciados en Derecho ahora mismo, todas las cañerías del país irían mejor.

Pertenezco a esa generación de hijos de padres frustrados que quieren que sus hijos lleguen a “algo el día de mañana”. Como si uno no fuera algo ya desde que nace. Como si ser fontanero no fuera algo. 

Pertenecí a esa masa de estudiantes que, como un rebaño de ovejas, nos dirigimos a la Universidad por no salirnos del orden "normal". Después del C.O.U, Selectividad y luego Universidad. Estos eran los pasos a seguir y no había más. Mi prima me confesó que estaba estudiando Enfermería porque quería ser universitaria. 

Creo que la idea de que el título universitario es algo que te resta si no lo tienes, está cambiando. Aun así, pienso, todavía no se valoran muchas profesiones. Mientras faltan barrenderos en las calles, sobran los licenciados en Periodismo llenos de rencor en sus casas.


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