jueves, 20 de mayo de 2021

SALUTEAR

 Al poco de entrar Romeo en el colegio tuve que estar en la mesa electoral para el Consejo Escolar. Pasé muchas horas ese día dentro del centro. Una de las cosas que vi y que aún hoy tengo en la cabeza, fue cuando un grupo de chicos y chicas del instituto entraron hablando y a mogollón. Venían al comedor. La directora que pasaba por allí en ese momento les dijo que así no se entraba en un colegio. Que tenían que saludar al entrar. Les hizo salir y volver a entrar emitiendo un forzado saludo.

Hace poco traje esta imagen de mi memoria al presente porque observé cómo la directora salió del colegio para dirigirse a mí y sin saludar me preguntó si había firmado un justificante. Me llamó mucho la atención porque he mantenido una relación cordial con ella y hasta he colaborado en actividades que me ha propuesto. Pero, sobre todo, me llamó la atención ver que ella no era lo que pretende enseñar. Todos nos equivocamos, es su lema. Quiero quedarme con eso o con que tenía un mal día. O, quizás, es que fuera del centro educativo las convenciones sociales son otras y se puede abordar a alguien sin saludarle.

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