Currículo transversal. Talleres.
Proyectos. Necesidad de instrumentalizar o asignutear todo. Romeo me contaba esta semana que habían tenido de nuevo
un taller sobre emociones. Me lo contaba haciendo bromas con los nombres de las
emociones, burlándose del profesor/ora. Hace años cuando empecé a oír la
palabra emoción en el ámbito de la crianza, quizás, me hubiera alegrado de que
Romeo hiciera un taller sobre emociones en el colegio. Hoy me parece una
pérdida de tiempo, recursos, dinero… No encuentro el sentido de hacer un taller
de emociones cuando no les dejan emocionarse. Hace poco expresaron su contento
por tener clase de gimnasia y les castigaron. Un día obligaron a Romeo a
comerse un puré de calabaza y no le dejaron llorar. ¿Cómo se les ocurre hacer
talleres de emociones si no les dejan expresarlas? Son los adultos los que
tendrían que formarse más en acompañamiento a la infancia y dejar de formar a
la infancia que llegan al mundo bastante completos. Pienso. No quiero que Romeo
haga talleres de emociones con mi dinero.
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