Creo que llevo mendigando el amor de mi madre casi desde que nací. Me veo en la verja del chalet de mis abuelos esperando todos los días a que viniera a recogerme nada más nacer mi hermana. O preguntando si había acabado ya cuando la veía por las tardes corrigiendo “examinines”. Me sentía muy sola y desprotegida cuando mis primos se metían conmigo y ella miraba para otro lado. Cuando murieron mis tíos y prima en un accidente de tráfico necesité que me consolara, pero bastante tenía ella con lo suyo. Tampoco lo hizo cuando murió mi abuelo, y además me dijo: “¿y qué si tu padre no te consuela?” (mientras mi padre abrazaba a mi hermana). Sentí mucho dolor cuando mi padre, en una de sus reacciones incontroladas, me lanzó un exabrupto sin causa alguna y ella no hizo nada. También eché en falta su apoyo cuando no fui invitada a una merienda en casa de un primo. Es más cuando me vio llorar me dijo: “¿y qué quieres que haga si a ti no te han invitado?” Me sentí tremendamente triste cuando me dijo que se había olvidado de mí en un viaje a Sevilla que hicieron porque se había muerto un tío mío.
He intentado por todos los medios
relacionarme con mi madre, pero no he podido. Cuando se jubiló le propuse una
idea: “paseos con mi madre”. Una vez a la semana o cada x tiempo dar un paseo
por Madrid hablando de nuestras cosas o de lo que nos apeteciera (desde que soy madre me llama mucho la atención el poco interés que muestra por mis cosas). Lo hicimos
una vez. Después vinieron “las circunstancias” que tanto menciona, sus
circunstancias, lo suyo, que ha tenido diversas formas: hija pequeña fuera con
todas sus variantes (mala estudiante, enferma, sin trabajo, sola…), muertes y
ahora marido enfermo. Soy lo contrario a lo que muchos hijos o hijas en la edad
adulta son: mis padres ancianos no tienen tiempo para mí.
Pienso que en esta vida que tengo
no he coincidido (o ha sido muy poco) ni voy a coincidir con mi madre. El otro
día me dijo algo que venía sospechando ya desde hace tiempo: “no a todos los
hijos se les quiere por igual”. Me lo dijo después de mencionarle que no era verdad que desde el 2016 no quedaba con nadie, pues ha quedado con muchas
personas desde esa fecha. Acto seguido añadió que no le salía quedar conmigo, que no tenía por qué tener un tiempo para hacerlo (cuando yo le dije que como estaban tan
ocupados necesitaba saber que procurarían un tiempo para poder vernos de vez en
cuando). Luego vino la frase que ha quedado escrita en mi cielo, en mi aire.
Creo que he tocado techo, creo
que después de recorrer el mapa de mis heridas, sólo me queda arroparme con los
regalos de mi madre como ayer hice con su saquito térmico mientras lloraba. Eso
y recordar que hace unos años las madres daban cigarros a los hijos para que se
iniciaran en el arte de fumar.
10 comentarios:
Me veo en tu misma situación pero con 4 hermanos haciéndome burla de pequeña y mi madre mirando para otro lado, siempre me faltó un abrazo de ella, pero no la culpo, ella es así, cada uno somos como somos y no debo obligar a mi madre a ser como yo. Ahora colmo de besos y abrazos a mi hijo y lo que de pequeño le encantaba ahora con 19 años lo rechaza, jeje cosas de la edad.... ¿debemos sinceramente culpar a nuestras madres de todo lo malo que nos ocurre a nosotras ya como personas adultas y como madres? Un saludo. Elena. Si quieres escribirme o charlar de ello estoy aquí aunque llevemos años sin hablarnos. Si no, no pasa nada!!! Seguiremos con nuestras vidas!!
Hola de nuevo,
No recuerdo esa conversación, recuerdo otras, pero esa en concreto, no. De todas formas, si te dije eso, sería porque yo lo pensaba así respecto a mi hijo y mi madre, ¿por qué piensas que yo daba por hecho que tú tenías que hacer lo mismo que yo? Hay muchas veces que una persona nos expone sus pensamientos o su modo de vida, sin más, por comentarlo, por compartirlo, porque lo piensa así…, no quiere decir que tú tengas que pensar y/o hacer lo mismo al respecto. Se pueden intercambiar puntos de vista de todo lo que nos pasa en el día a día, y no significa que a la otra persona la intentemos guiar para que haga lo mismo.
No, no he cambiado de opinión respecto al día de Reyes en concreto, sigo sin imaginarme ese día sin que mi madre esté con sus nietos. Sin más.
En otras cosas si he cambiado de opinión, la vida da muchas vueltas y te enseña muchas cosas unas buenas y otras menos buenas. Intento aprender de todas y sacar lo mejor de cada circunstancia, pero no siempre lo consigo, soy humana, con mis errores y mis aciertos.
Me alegro que estés intentando entender a tu madre, si lo consigues, lo mismo te pido consejo. Yo tampoco entiendo a la mía y mira que me esfuerzo, pero consigo charlar con ella, tomarme un café con ella, pasar ratos con ella, cuando sus actividades la dejan libre y cuando su modo de vida, elegido por ella, le deja tiempo para mí, por poco que sea, lo aprovecho. Con mi padre no tengo esa suerte porque se fue hace mucho, una lástima. Un saludo. Elena
No fue un simple comentario de tu pensamiento o modo de vida. Sentí que te parecía FATAL que no fuera con Romeo a casa de mis padres ese día. Criticaste el hecho de que no fuera. Me sentí juzgada por no ir, rechazada por mi elección, por mi modo de vida.
Me alegro de que tu madre tenga tiempo para ti, aunque sea poco. Y siento que no lo tengas con tu padre.
Ya que comentas todo esto y pareces dispuesta a hablar, a lo mejor sí recuerdas cuando me dijiste que “un día me contarías por qué habéis dejado de hablar a Pedro y Dani”. Todavía me gustaría saberlo.
macarenamenasantos@yahoo.es
Hay cosas que se tienen que explicar mirando a las personas a los ojos. No escribiendo cartas. Es mi modo de pensar y creo que debes respetarlo.
Y por supuesto que lo recuerdo, no lo dudes. Formaron parte de nuestra familia desde que se quedaron huérfanos y mis padres y nosotros les acogimos como a unos hijos y hermanos con mucho amor.
Cuando me diijste que "un día me contarías por qué habéis dejado de hablar a Pedro y Dani" estaba enfrente de tí, mirándote a los ojos. También estuve después muchos días junto a tí. En ningún momento he dicho que no respeto tu forma de pensar. Lo que he hecho es pedir algo que tú me ofreciste y que todavía no me has explicado. Si tu modo de expresión es distinto al mío, ¿por qué no eliges ese? ¿Por qué has empezado a usar tú este modo? Cuando quieras quedamos y me lo explicas mirándonos a los ojos.
Sinceramente, en este momento de mi vida, no me apetece verte
¿Que te parecería que yo te preguntara por aqui , por ejemplo, que a ver si me explicas la razón por la que has estado sin hablar a tu padre más de 15 años y ahora cuanto tiene el problema que tiene, de repente retomas tu relación con él? No te parecería bien ¿verdad? O quizá si, como te gusta tanto escribir cartas...
Un saludo
Elena
Dices que “no debes obligar a tu madre a ser como tú” y lo comparto totalmente. Me alegro de que aceptes que tu hijo ahora no quiera recibir tus besos y de que tampoco quieras obligarlo a ser como tú. Yo también pienso que cada uno es como es. Pero lo mismo pasa con las situaciones, mi situación no puede ser la tuya.
Una vez me dijiste que “no te imaginabas a tu madre sin su nieto el día de Reyes”. Dabas por hecho que yo tenía que hacer como tú, ir ese día con Romeo a casa de mis padres, que yo tenía que ser como tú. Leyéndote ahora, imagino que has cambiado de opinión. Tu juicio de aquel día me hizo daño y es la razón de llevar años sin hablarnos.
Si revisas mi escrito verás que en ningún momento estoy culpando a mi madre de lo que me ocurre de adulta ni como madre. Lo que estoy haciendo es revisar mi historia, mis heridas, para entenderme, entender a mi madre, para explicarme mi relación con el mundo y explicársela a los demás. Entender a mi madre para poder relacionarme mejor con ella es todo lo contrario a culparla. Ella por varias cosas que por fin he entendido lo ha hecho así, lo mejor que ha podido y sabido. No es culpable de nada.
Me parece que de nuevo usas un medio de expresión que, por otra parte, críticas, para comunicarte conmigo. Tampoco entiendo que si no te apetece relacionarte conmigo lo hagas.
Ya que me lo preguntas, te respondo. De nuevo me juzgas, como hiciste cuando te pareció fatal que no fuera en Reyes a casa de mis padres. De nuevo te basas en información parcial y no la has contrastado con la otra parte, conmigo. Tú no estás en mi vida ni me conoces desde hace mucho tiempo. Alucino con tu “precisión” de más de 15 años y con lo de” no hablarle” que no sé de dónde te lo has sacado.
Mi padre desde que dejé de ser niña aproximadamente no se relacionaba conmigo. Un día me dijo que mientras viviera en su casa haría lo que él dijera. Era su manera de solucionar conflictos conmigo, desde la autoridad, como siempre ha hecho. Dándome bofetones también de vez en cuando. Cuando me independicé (animada por esta frase que me dijo) y llegaba a su casa para verles no se levantaba del ordenador para saludarme, ni siquiera me miraba. Lo mismo cuando me despedía de ellos. Cuando nació Romeo todo eso se acrecentó. Estando el nieto, era como si yo no estuviera. Jamás me preguntó por mis cosas. Sin embargo, con gente también cercana no hacía lo mismo. Les preguntaba, les saludaba… Así es que no es que fuera su forma de ser con la gente, sino la que tenía conmigo. Por eso me distancié de él. Jamás dejé de hablarle. Bueno, sí, un mes, por “prescripción médica” y explicándoselo a él previamente, pero no más de 15 años como dices tú. Nuestro distanciamiento no fue algo premeditado ni pensado. Fue pasando porque perdimos contacto, relación. Mi padre era un padre muy autoritario, tenía miedo de él, con sus prontos, sus gritos, sus bofetadas… Ahora con el Alzheimer ha cambiado totalmente. He ganado un padre amoroso, cariñoso, detallista, que me cuida, me mira, me pregunta mirándome a los ojos… Es otra persona totalmente diferente y por ende yo soy otra persona también con él. Antes no me salía dirigirme a él porque tenía miedo, ahora me acaricia en el metro y yo le cuido. También lo hago porque está enfermo. Mi madre que casi nunca me llamó ni me llama, también cambió su forma de hacer y lo hacía todos los días cuando estuve enferma hace un año.
Si lo quieres entender, espero que lo hagas, y si no me gustaría que no volvieras a contactar conmigo para criticarme sin conocer toda la información. Imagino que a ti tampoco te parecería bien, (¿verdad?) que me pusiera a opinar de tu vida emitiendo juicios con lo que sé de ti a través de lo que he oído.
Publicar un comentario