-El 12-4-23 el ginecólogo
Dr. Salamanca dijo que no encontraba el bulto, que “además me acaban de hacer
una ecografía en enero”, hasta que se lo marqué yo cogiéndole el dedo.
-El 24-4-23 me hacen una
ecografía en la calle Quintana. Nada más empezar me dice que a simple vista no
parece nada. Sin embargo, luego dice que para “asegurarnos te voy a pinchar”.
Me manda hacer biopsia.
-El 8-5-23 me hacen la
biopsia. Al acabar me dicen que pida cita para mi ginecólogo, cuando por mail
me habían dicho que si el resultado de la biopsia era normal no necesitaba cita
y si la requería me llamaban.
No me pueden dar otra cita porque
ya tengo una pedida para más adelante: revisión de quistes en los ovarios. Me
dicen que me llamarán cuando resuelvan el tema. Unos días más tarde veo que me
han citado para “patología de mama”.
-El 12-5-23 me llama el
Dr. Salamanca y en consulta me dice que es positivo, que tengo cáncer de mama. Me
cita para una resonancia sin tener en cuenta el día de mi ciclo, que luego
resultaría ser tan importante.
-El 23-5-23 voy a la
consulta de la Dra. Marta. “Se ve todo en blanco” en la resonancia (no me manda
hacer otra, aunque estoy en días “buenos” del ciclo). Como le comento lo de la
lesión hepática que viene en los informes me manda hacer una resonancia de
hígado. Me pregunto qué hubiera pasado si no se lo hubiera comentado.
-El 30-5-23 consulta con
la Dra. Marta cuando todavía no tengo hecha la segunda resonancia de mama y
cuando además “tienen que decidir mañana en la comisión” ¿Por qué no me cita
después de la comisión? Descubre que el Dr. Salamanca no apuntó lo de mis
quistes. Me hace otra ecografía vaginal y tampoco apunta lo de mis quistes
después de haberse quejado de que no lo había hecho su compañero.
-El 31-5-23 me llama la
doctora para decirme que la segunda ecografía sigue dando el mismo diagnóstico:
no tengo nada en la mama izquierda, pero que han decidido en la comisión que me
tienen que repetir la resonancia en un día del ciclo adecuado. ¿Por qué no lo
han hecho antes? Me doy cuenta de que todo lo firmado anteriormente para la
operación, no sé qué es. No me han dado nada.
-7-6-23: Vamos a ver al Dr.
Albi. Discutimos sobre cuál es
el bulto y como le señalo el único, el que yo me encontré, y me dice que es
imposible que sea eso por lo mucho que se ve, que ese será el quiste benigno,
al final me dice: “vale, para ti la perra chica”. Me dice también que tengo
unas “tetas enanas”. Cuando le digo que ha crecido y me duele me dice que “a
todas os parece lo mismo, que crece y duele”.
-9-6-23: Visita con la
matrona. No sabe nada del cáncer.
-13-6-23: Me llama mi Dra.
De Miguel, la de cabecera, que ha recibido mis informes sobre el cáncer de mama,
pero no le aparece nada de los quistes en los ovarios que me confirmó la
doctora Marta.
-Marta me hace por tercera vez la
ecografía vaginal porque “no aparece en el informe”. Dice que hay
“controversia” en cuanto al nódulo maligno.
-29-7-23: Pregunto al
doctor que me hace el primer marcaje para la operación y me confirma los bultos
que tengo. Me dice que dos: “un lipoma y el maligno (que lo que yo me noto pueden
ser adiposidades, dice)”. Sigue sin cuadrarme lo del tamaño.
-30-7-23: Por fin el
enfermero que me hace el segundo marcaje me confirma que son dos bultos los que
me van a quitar. Dos chicas enfermeras antes de entrar a quirófano me dicen que
me quitarán 1 ganglio centinela (que solo uno sale en mi caso) y sin embargo
luego me quitan 4. También me dicen que el Dr. Albi se pasará a saludarme y no
se pasa. Lo mismo con el cirujano que ni le veo. Sí veo a Marta que asiente
cuando desde la camilla le digo que ha sido todo muy confuso.
“El palpable era el malo y eso no
es lo que me dijo el doctor. Ha sido todo muy confuso.
Sí, es verdad.
¿Ya tienen claro lo que me tienen
que quitar, verdad? ¿Seguro?
Sí, seguro. Limpiando los bordes
y todo, ya estarías curada…”
Después de la operación me tienen
un buen rato esperando a que “lleguen mis familiares”, cuando, sin embargo, mi
marido no se había movido del hospital.
Me resumen rápido el informe sin
concretar cuidados como cuánto tiempo con sujetador, ¿me quito todos los
apósitos blancos? ¿Puedo tomar sólo paracetamol?
-Nada de smartroom (habitación
inteligente donde iba a estar ingresada) como me habían informado por mail.
-14-7-23: me llaman por la
mañana para citarme para el preoperatorio de la operación de esta tarde (la
segunda, para ampliar márgenes). Recibo por mail la citación para la operación
con un descuadre de 24 minutos. Recibo citaciones por mail y móvil
contradictorias. No sé cuándo tengo la revisión si el 24 ó el 31. La cirujana
le dice en Carlos que tenga los apósitos 48 horas y a mí la enfermera me dice
que me los puedo quitar al día siguiente. Tengo vendado el sobaco también,
pregunto a los enfermeros y me dicen que me han quitado ganglios (¡pero eso fue
en la otra operación!).
Ahora resulta que es
quimioterapia sí o sí y después radioterapia. Eso no es lo que me habían dicho.
Veo correos de consentimientos
sin firmar de cosas que me han hecho ya.
Me dicen que me van a pinchar dos
veces para la anestesia y resultan que son una más muchas pequeñas.
Continuas contradicciones en el
consultorio de alimentación:
-Alcohol: una cerveza a la semana
si tomas en las comidas/ Nada de alcohol.
-30-8-23. Por lo visto me
tenían que haber dado cinco inyecciones en la última sesión de quimioterapia
también y no tres como me dijeron. Que por qué me dieron tres, me pregunta el
doctor, que se acerca a darme la noticia de que no podrán darme la sesión hoy
porque estoy baja de defensas. El análisis y las yagas en la boca lo confirman.
Anonada me quedo cuando oigo que la enfermera se confundió. Ante mi pesar
intenta tranquilizarme con “no te pongas así”.
-Cuando iba a terminar (5-9-23)
los enfermeros se dan cuenta que no me ha pasado uno de los medicamentos y me
tiene que volver a pinchar. “Pues ya lo siento”, se limita a decir.
Al enseñarle mis yagas me recetaron
algo que era para hongos, pero en ningún momento dijeron que fueran hongos. Por
eso dijo el doctor de cabecera que era raro me hubieran aparecido, y el
oncólogo “raro que le pareciera raro las yagas a éste”.
El oncólogo se ha olvidado de
citarme las sesiones del mes de diciembre. Él mismo se sorprendió en la
consulta y para minimizar el impacto de su despiste imprimió unas hojas para
regalarme con las citas.
En la última cita con mi oncólogo
inicial no me preguntó ni cómo estaba, ni quiso mirarme lo que me preocupaba:
mis uñas.
Y para terminar, si no digo nada
del reservorio me lo dejan dentro.
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