jueves, 5 de junio de 2025

Perrerías de mi Viaje al Trópico de Cáncer

 

-El 12-4-23 el ginecólogo Dr. Salamanca dijo que no encontraba el bulto, que “además me acaban de hacer una ecografía en enero”, hasta que se lo marqué yo cogiéndole el dedo.

-El 24-4-23 me hacen una ecografía en la calle Quintana. Nada más empezar me dice que a simple vista no parece nada. Sin embargo, luego dice que para “asegurarnos te voy a pinchar”. Me manda hacer biopsia.

-El 8-5-23 me hacen la biopsia. Al acabar me dicen que pida cita para mi ginecólogo, cuando por mail me habían dicho que si el resultado de la biopsia era normal no necesitaba cita y si la requería me llamaban.

No me pueden dar otra cita porque ya tengo una pedida para más adelante: revisión de quistes en los ovarios. Me dicen que me llamarán cuando resuelvan el tema. Unos días más tarde veo que me han citado para “patología de mama”.

-El 12-5-23 me llama el Dr. Salamanca y en consulta me dice que es positivo, que tengo cáncer de mama. Me cita para una resonancia sin tener en cuenta el día de mi ciclo, que luego resultaría ser tan importante.

-El 23-5-23 voy a la consulta de la Dra. Marta. “Se ve todo en blanco” en la resonancia (no me manda hacer otra, aunque estoy en días “buenos” del ciclo). Como le comento lo de la lesión hepática que viene en los informes me manda hacer una resonancia de hígado. Me pregunto qué hubiera pasado si no se lo hubiera comentado.

-El 30-5-23 consulta con la Dra. Marta cuando todavía no tengo hecha la segunda resonancia de mama y cuando además “tienen que decidir mañana en la comisión” ¿Por qué no me cita después de la comisión? Descubre que el Dr. Salamanca no apuntó lo de mis quistes. Me hace otra ecografía vaginal y tampoco apunta lo de mis quistes después de haberse quejado de que no lo había hecho su compañero.

-El 31-5-23 me llama la doctora para decirme que la segunda ecografía sigue dando el mismo diagnóstico: no tengo nada en la mama izquierda, pero que han decidido en la comisión que me tienen que repetir la resonancia en un día del ciclo adecuado. ¿Por qué no lo han hecho antes? Me doy cuenta de que todo lo firmado anteriormente para la operación, no sé qué es. No me han dado nada.

-7-6-23: Vamos a ver al Dr. Albi. Discutimos sobre cuál es el bulto y como le señalo el único, el que yo me encontré, y me dice que es imposible que sea eso por lo mucho que se ve, que ese será el quiste benigno, al final me dice: “vale, para ti la perra chica”. Me dice también que tengo unas “tetas enanas”. Cuando le digo que ha crecido y me duele me dice que “a todas os parece lo mismo, que crece y duele”.

-9-6-23: Visita con la matrona. No sabe nada del cáncer.

-13-6-23: Me llama mi Dra. De Miguel, la de cabecera, que ha recibido mis informes sobre el cáncer de mama, pero no le aparece nada de los quistes en los ovarios que me confirmó la doctora Marta.

-Marta me hace por tercera vez la ecografía vaginal porque “no aparece en el informe”. Dice que hay “controversia” en cuanto al nódulo maligno.

-29-7-23: Pregunto al doctor que me hace el primer marcaje para la operación y me confirma los bultos que tengo. Me dice que dos: “un lipoma y el maligno (que lo que yo me noto pueden ser adiposidades, dice)”. Sigue sin cuadrarme lo del tamaño.

-30-7-23: Por fin el enfermero que me hace el segundo marcaje me confirma que son dos bultos los que me van a quitar. Dos chicas enfermeras antes de entrar a quirófano me dicen que me quitarán 1 ganglio centinela (que solo uno sale en mi caso) y sin embargo luego me quitan 4. También me dicen que el Dr. Albi se pasará a saludarme y no se pasa. Lo mismo con el cirujano que ni le veo. Sí veo a Marta que asiente cuando desde la camilla le digo que ha sido todo muy confuso.

“El palpable era el malo y eso no es lo que me dijo el doctor. Ha sido todo muy confuso.

Sí, es verdad.

¿Ya tienen claro lo que me tienen que quitar, verdad? ¿Seguro?

Sí, seguro. Limpiando los bordes y todo, ya estarías curada…”

Después de la operación me tienen un buen rato esperando a que “lleguen mis familiares”, cuando, sin embargo, mi marido no se había movido del hospital.

Me resumen rápido el informe sin concretar cuidados como cuánto tiempo con sujetador, ¿me quito todos los apósitos blancos? ¿Puedo tomar sólo paracetamol?

-Nada de smartroom (habitación inteligente donde iba a estar ingresada) como me habían informado por mail.

-14-7-23: me llaman por la mañana para citarme para el preoperatorio de la operación de esta tarde (la segunda, para ampliar márgenes). Recibo por mail la citación para la operación con un descuadre de 24 minutos. Recibo citaciones por mail y móvil contradictorias. No sé cuándo tengo la revisión si el 24 ó el 31. La cirujana le dice en Carlos que tenga los apósitos 48 horas y a mí la enfermera me dice que me los puedo quitar al día siguiente. Tengo vendado el sobaco también, pregunto a los enfermeros y me dicen que me han quitado ganglios (¡pero eso fue en la otra operación!).

Ahora resulta que es quimioterapia sí o sí y después radioterapia. Eso no es lo que me habían dicho.

Veo correos de consentimientos sin firmar de cosas que me han hecho ya.

Me dicen que me van a pinchar dos veces para la anestesia y resultan que son una más muchas pequeñas.

Continuas contradicciones en el consultorio de alimentación:

-Alcohol: una cerveza a la semana si tomas en las comidas/ Nada de alcohol.

-30-8-23. Por lo visto me tenían que haber dado cinco inyecciones en la última sesión de quimioterapia también y no tres como me dijeron. Que por qué me dieron tres, me pregunta el doctor, que se acerca a darme la noticia de que no podrán darme la sesión hoy porque estoy baja de defensas. El análisis y las yagas en la boca lo confirman. Anonada me quedo cuando oigo que la enfermera se confundió. Ante mi pesar intenta tranquilizarme con “no te pongas así”.

-Cuando iba a terminar (5-9-23) los enfermeros se dan cuenta que no me ha pasado uno de los medicamentos y me tiene que volver a pinchar. “Pues ya lo siento”, se limita a decir.

Al enseñarle mis yagas me recetaron algo que era para hongos, pero en ningún momento dijeron que fueran hongos. Por eso dijo el doctor de cabecera que era raro me hubieran aparecido, y el oncólogo “raro que le pareciera raro las yagas a éste”.

El oncólogo se ha olvidado de citarme las sesiones del mes de diciembre. Él mismo se sorprendió en la consulta y para minimizar el impacto de su despiste imprimió unas hojas para regalarme con las citas.

En la última cita con mi oncólogo inicial no me preguntó ni cómo estaba, ni quiso mirarme lo que me preocupaba: mis uñas.

Y para terminar, si no digo nada del reservorio me lo dejan dentro.

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