jueves, 18 de septiembre de 2025

El sinsentido de educar

 

En Junio escuché a mi hijo decir una cosa que no le había oído nunca. Le parecía injusto que un alumno/a que no ha hecho nada durante el curso: no ha entregado trabajos, no ha hecho los deberes, no se ha presentado a los exámenes… apruebe la asignatura con un solo examen de recuperación, cuando él se ha pasado el año haciendo todo lo que le han mandado sin querer hacerlo, además de, también, un examen final. Puse atención a sus palabras porque me parecía que lo decía con rabia y porque yo pensaba exactamente igual.

Más tarde, durante el verano, quedé con una amiga que trabaja en un centro de terapias y me contó que ahora hacía diagnósticos de TDAH, y que quería hacerle uno a su hijo para que tuviera facilidades en el Instituto, ya que no había pasado curso e iba repetir. Por lo visto ahora si llevas un diagnóstico te puedes acoger a ciertas adaptaciones educativas.

Hace poco me enteré de que a mi sobrina pequeña le han cambiado de colegio porque es disléxica. Toda la familia estaba expectante de saber cómo sería su comienzo en el nuevo colegio (especial para disléxicos) donde no estaría su hermana. Ha sido un comienzo feliz. No ha hecho falta llevarla a Disneyland para compensarla. He hecho tres mejores amigas y se han pasado la mañana jugando. Mi hijo que escuchaba esto ayer me dijo que “se quería hacer disléxico”.

Eso me sonó al hijo/a que no se independiza nunca porque mientras tanto le mantienen los padres. El pobre que se queda pobre porque le dan ayudas mientras lo sea.

A mi hijo no le compensa el esfuerzo de hacer cosas que no quiere hacer mientras ve a su alrededor que otros por no ser como él no las tienen que hacer. No se cree que estudiando en el Instituto vaya a poder hacer un Crucero cuando sea adulto porque ha visto que eso no siempre es verdad. Mi hijo quiere hacer lo que quiere hacer en cada momento, pero el sistema educativo no le deja. No tiene tiempo para editar sus vídeos porque tiene que hacer no sé cuántos trabajos, no tiene tiempo para leer una pila de libros que tiene en la mesilla porque antes están las rimas de Gustavo Adolfo Bécquer… etc, etc, etc. Los colegios se inventaron para salvaguardar los derechos de los niños que se estaban infringiendo y hace años ya que esto se volvió en contra. La primera institución que no vela por esos derechos es la educativa. Ayer, primer día de clase, les dijeron que han adoptado una nueva medida: cerrar los baños con llave y abrirlos sólo durante el recreo.

Quieren que todos aprendan lo mismo al mismo tiempo y como eso es imposible porque el ser humano es diverso, se han inventado los diagnósticos para justificar esa diferencia y hacer un acompañamiento diferenciado a esos diagnosticados. Pienso que todos y cada uno de los seres humanos tendría que ser diagnosticado y atendido conforme a sus necesidades y desarrollo, no sólo los nombrados como TDHA, TEA, dislexia, discalculia… Además, pienso que sería necesario preguntarse por qué hay tanta dislexia, TDHA… (si es que esto de verdad existe). ¿No será que se están agrediendo los derechos del niño al forzar su máquina de desarrollo? Cuando un niño no está preparado para aprender a leer se le pueden provocar en el cerebro daños irreversibles. Igual que forzar a un niño a caminar cuando su estructura ósea y cerebral no están preparadas todavía. ¿Quién considera que déficit es no prestar atención a cosas que no te interesan lo más mínimo? ¿Se le diagnostica de TDHA a un adulto cuando se pone a mirar el móvil en una conferencia soporífera a la que tiene que acudir por trabajo? La diferencia es que, al adulto, quizás, le compensa, porque le pagan por acudir a esa conferencia, pero al niño no le compensa en absoluto. Es más, le puede marcar negativamente para toda la vida el que le fuercen a memorizar, a hacer cosas que no le interesan. Aparte de que está demostrado que sólo se aprende lo que interesa, con lo cual todo lo que no le interesa a un niño/a en edad escolar no lo va a retener. Es decir, tiempo perdido.

Todavía me sorprende cómo a un profesor le puede sorprender que sus alumnos/as puedan permanecer siete horas diarias sentados en sillas duras no, lo siguiente, sin poder ir al baño cuando lo necesitan, beber agua (porque también está prohibido), hablar, reírse, etc, etc y no haga nada al respecto. Bajo este panorama, no me sorprende en absoluto que la ciudadanía infantil y adolescente viva anestesiada y se “porte mal”.

Como pedir otra cosa es una misión imposible a día de hoy (por múltiples intereses creados), sólo le pido a dios que el futuro de mi hijo no me sea indiferente y que sus ojos sigan brillando como lo han hecho siempre.  

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