jueves, 2 de octubre de 2025

Etapa sándwich

Hoy voy a ir al Cine con mi padre. Es algo que hace años dudo hubiese hecho porque no nos salía hacerlo. Vivíamos totalmente desconectados el uno del otro. Fue una desconexión paulatina orquestada por varios factores. Ahora con 79 años y una enfermedad que le impide acordarse de lo que hizo un minuto antes, vamos al Cine, de paseo, a bibliotecas, al campo… La vida nos ha unido de nuevo.

Por el otro lado tengo a mi hijo de quince años con las necesidades de la edad, que incluye la de madre. Hoy le tengo que dejar solo para poder ir al Cine con mi padre. Me lo he pensado muy mucho. Al final me he decidido porque me ha enumerado varias cosas que tenía que hacer sin mí y me he quedado tranquila.

Estoy en ese momento de la vida en el que, aunque todavía soy el relleno de un sándwich (los panes serían mi padre y mi hijo), empiezo a sentir cómo una de las capas de dicho sándwich se despega y me quedo sólo pegada a la de abajo, la que se consumirá antes. Mi hijo empieza a no necesitarme cuando mi padre más me necesita.

Sin embargo, todavía siento que me muevo entre los cuidados de mi hijo y los de mi padre. Este verano, en uno de mis paseos sándwich tuve que gestionar el que a uno le apetecía seguir caminando y a otro le apetecía volver a casa para cenar.  Hay veces en que los dos me reclaman a la vez: -mamá, mira esto. -Anda, mira, mira…. Dice mi padre señalando un gorrión. Hace unos días mientras mi padre dormía a mi lado yo cosía una pelota que se le había roto a mi hijo. El otro día llamé a mi padre Romeo. Ahora heredo cosas de los dos: hoy tengo puesto un jersey que le ha quedado pequeño a mi hijo y unas sandalias que ya no se pone mi padre. 

A veces estoy en la cabeza con uno de los dos y en el cuerpo con el otro y a la inversa. Ayer mientras mi padre me señalaba un anuncio del metro, pensaba que se me estaba haciendo tardísimo para cenar con mi hijo.

Lo que más me gusta son los besos que ahora recibo de los dos. Mi hijo siempre me los ha dado:  https://macarenamenasantos.blogspot.com/2014/10/romeo-me-da-un-beso.html

Los besos que recuerdo de mi padre son los de ahora, los de mi etapa sándwich. Los besitos que me dio cuando lloré sobre sus brazos, los besos que me dio en la mano y brazo cuando tuvimos el accidente, besos al saludarme, en las despedidas, cuando vamos juntos en el metro…

Este es un relato de mi etapa sándwich:

Romelio

Estaba justo enfrente. El mapa con las estaciones y el listado ampliado de la verde. Buscaba hacia arriba y repetía “pirámides, vistalegre, cababanchel…” Con Oporto se agitaba de emoción en el carrito. Cuánto le gustaba. Al llegar a Eugenia de Montijo, se ponía nervioso si no se abrían las puertas. Ahí viven los yayos, pero cuando vamos a casa de los abuelos la pasamos de largo. Como hoy. Después de preguntarle qué buscaba en el mapa, me dijo que Aluche, donde vive Anita, su mujer. Sentado a mi lado bajo su visera sevillana mira enfrente y se queda pensando. 

 

 

 

 

No hay comentarios: